Angelina Jolie, la aclamada actriz y humanitaria, está lista para despedirse de la histórica mansión de Cecil B. DeMille en Los Ángeles, adquirida en 2017 por 24.5 millones de dólares. Ubicada en el exclusivo barrio de Los Feliz, esta propiedad de estilo Beaux-Arts, construida en 1913, fue el hogar del legendario director de The Ten Commandments durante cuatro décadas, y su venta, anunciada el 10 de agosto de 2025, ha generado tanto admiración por su legado como críticas por el contexto personal de Jolie.
La mansión, que abarca 11,000 pies cuadrados en 2.1 acres, es un testimonio del glamour de Hollywood, con seis dormitorios, diez baños y detalles arquitectónicos como molduras delicadas y puertas francesas arqueadas. Jolie, madre de seis hijos, la convirtió en un refugio durante la pandemia y abrió sus puertas a amigos afectados por los incendios de Los Ángeles en 2024, mostrando su compromiso con la comunidad. Sin embargo, algunos cuestionan si la venta refleja una estrategia para desvincularse de su pasado con Brad Pitt, quien vive a pocos minutos.
Cecil B. DeMille, una figura fundacional del cine estadounidense, compró la propiedad en 1916 por 28,000 dólares y la usó como epicentro de su carrera, incluso conectándola con la casa vecina de Charlie Chaplin para crear oficinas de producción. La restauración de seis años, concluida antes de la compra de Jolie, preservó su esencia histórica, pero los altos costos de mantenimiento, estimados en 500,000 dólares anuales, podrían ser un factor en la decisión de vender.
TAL VEZ TE INTERESE: Yucatán suspende clases y activa ley seca por el huracán Milton
La venta, que se espera supere los 24.5 millones pagados por Jolie, establece un nuevo récord en Los Feliz, donde la transacción más cara previa fue de 11 millones. La exclusividad del barrio Laughlin Park, hogar de celebridades como Natalie Portman y Ellen Pompeo, añade valor, pero también genera críticas sobre la gentrificación, que ha elevado los precios en un área históricamente diversa. Algunos residentes temen que la venta atraiga especuladores inmobiliarios.
Jolie, quien compró la mansión tras su separación de Brad Pitt en 2016, ha hablado de su conexión emocional con el lugar, citando su tranquilidad y senderos como un refugio para su familia. En 2021, mencionó a British Vogue que se mudó para estar cerca de Pitt, facilitando la coparentalidad. Sin embargo, la decisión de vender, en medio de su disputa legal por el viñedo Château Miraval, sugiere un intento de cerrar un capítulo, aunque algunos ven en ello un movimiento calculado para generar titulares.
La propiedad cuenta con jardines formales, una piscina con fuentes en cascada, una casa de té y vistas al Observatorio Griffith, lo que la hace única. Sin embargo, su estatus histórico plantea retos, ya que cualquier modificación requiere aprobación para preservar su integridad. Esto podría limitar el mercado a compradores dispuestos a respetar su legado, aunque expertos inmobiliarios predicen un interés masivo debido a su conexión con DeMille y Jolie.
El anuncio de la venta coincide con un momento activo en la carrera de Jolie, con el estreno de Maria en el Festival de Venecia y su trabajo humanitario con la ONU. Algunos fans aplauden su decisión de desprenderse de la mansión como un paso hacia la libertad personal, mientras otros la ven como una pérdida para Hollywood, que valora estas propiedades como reliquias culturales. La narrativa de Jolie como preservadora de la historia choca con críticas de oportunismo mediático.
El mercado inmobiliario de Los Ángeles, con precios promedio de 1.2 millones de dólares, está en auge, pero la venta de una propiedad de esta magnitud podría enfrentar obstáculos. La reciente ola de robos en casas de celebridades, como la de Pitt en junio de 2025, ha aumentado la demanda de seguridad, un aspecto que la mansión ya incorpora con un sistema de última generación. Aun así, la exclusividad del precio podría alienar a compradores menos adinerados.
La mansión no es solo una casa, sino un símbolo del Hollywood dorado, donde DeMille y Chaplin forjaron el cine moderno. La gestión de Jolie, que incluyó restauraciones respetuosas, ha sido elogiada, pero algunos críticos culturales argumentan que su venta refleja la mercantilización del patrimonio. La pregunta es si el próximo dueño preservará su esencia o la transformará en un trofeo moderno, un debate que resuena en una ciudad obsesionada con su pasado.
Mientras Jolie se prepara para dejar Los Feliz, la venta de la mansión de DeMille marca el fin de una era para ella y sus hijos. La propiedad, con su historia y grandeur, seguirá siendo un ícono, pero su futuro depende de quién tome las riendas. En un Hollywood donde la nostalgia y el cambio coexisten, esta transacción es un recordatorio de que incluso los legados más grandes están sujetos al paso del tiempo.
.TAL VEZ TE INTERESE: Rescatan a perrito Osito víctima de maltrato animal en Quintana Roo
Con información de INFOBAE