Con una puntuación de 529.55, Olvera superó a los chinos Yuan Cao y Zongyuan Wang, consolidándose como el mexicano con más medallas mundialistas, con un total de ocho. Su hazaña, aunque celebrada como un orgullo nacional, también ha generado críticas por la falta de apoyo institucional a los deportes acuáticos en México.
Olvera, nacido en la Ciudad de México en 2004, ya había destacado en Singapur con tres medallas de plata: en equipo mixto, trampolín de 1 metro y sincronizados de 3 metros con Juan Celaya. Su victoria en la prueba individual de 3 metros, con un clavado final que superó los 100 puntos, marcó un punto de inflexión al vencer a rivales de élite como Wang, subcampeón olímpico de París 2024. Sin embargo, algunos analistas señalan que la dependencia de Olvera para los éxitos mexicanos expone la falta de profundidad en el equipo nacional.
El camino de Olvera en Singapur no estuvo exento de retos. En las rondas previas, enfrentó imprecisiones en sus entradas al agua, cayendo al tercer lugar tras el cuarto salto. Su recuperación en la quinta y sexta rondas, guiado por su entrenadora Ma Jin, demostró su temple, pero también puso en evidencia la presión de competir contra la maquinaria china, que históricamente ha dominado los clavados. Algunos cuestionan si México podrá sostener este nivel sin una inversión más robusta en infraestructura deportiva.
Con esta victoria, Olvera superó a la leyenda Paola Espinosa como el mexicano con más medallas en Campeonatos Mundiales, acumulando siete platas y un oro. Su trayectoria, que incluye dos medallas en los Juegos Olímpicos de París 2024 (plata en sincronizados y bronce en individual), lo posiciona como un referente global. Sin embargo, su solicitud pública al nuevo director de la Conade, Rommel Pacheco, para restaurar las becas deportivas ha generado críticas por politizar su éxito.
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El equipo mexicano en Singapur también brilló con platas de Alejandra Estudillo, Zyanya Parra, Randal Willars y Gabriela Agúndez, pero la ausencia de más oros resalta la brecha con China. Olvera, junto a la joven Zyanya Parra, logró un cuarto lugar en sincronizados mixtos de 3 metros, una prueba no olímpica, mostrando potencial, pero también la necesidad de mayor experiencia en duplas nuevas. Algunos críticos consideran que México debería diversificar sus talentos para no depender de Olvera.
La actuación de Olvera ha sido celebrada como un triunfo del esfuerzo individual, pero también ha reavivado el debate sobre el apoyo a los deportes acuáticos en México. La Federación Mexicana de Natación, que enfrentó conflictos bajo Kiril Todorov, ha sido criticada por su gestión, y los atletas han señalado recortes en becas y campamentos. Olvera, entrenado en China en 2024, aprovechó esa experiencia para enfrentar a sus rivales, pero su éxito subraya la necesidad de un sistema más sólido.
El Mundial de Singapur, que reunió a 2,500 atletas de 210 federaciones, mostró la competitividad de México, pero también sus limitaciones. Mientras China dominó con oros en pruebas como sincronizados mixtos de 10 metros, México se mantuvo como una potencia secundaria. Los aficionados han elogiado a Olvera como un “héroe azteca”, pero algunos temen que la falta de apoyo a largo plazo limite el desarrollo de nuevas generaciones.
Olvera, quien comenzó a practicar clavados a los 4 años, ha transformado la percepción de México en el escenario mundial. Su debut internacional en 2017 y su evolución hasta convertirse en campeón mundial reflejan una carrera meteórica. Sin embargo, su juventud plantea preguntas sobre la presión que enfrenta como figura central del equipo, especialmente tras la salida de veteranos como Germán Sánchez.
La victoria de Olvera no solo es un logro deportivo, sino un símbolo de resistencia frente a la hegemonía china. Su clavado final, un triple mortal y medio adentro, fue descrito como “casi perfecto” por los jueces, consolidando su lugar entre los grandes. Sin embargo, algunos analistas advierten que México debe aprovechar este momento para invertir en academias de clavados, ya que el talento de Olvera podría ser una excepción en un sistema con recursos limitados.
El legado de Osmar Olvera en Singapur 2025 inspira a México, pero también es un llamado de atención para las autoridades deportivas. Con cuatro medallas en este Mundial, el joven clavadista ha puesto el nombre de su país en lo más alto, pero su éxito no debe ocultar las carencias estructurales. Mientras los aficionados celebran su oro, el futuro de los clavados mexicanos dependerá de cómo se traduzca este triunfo en apoyo tangible para los atletas.
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Con información de EL UNIVERSAL