¿Revivir dinosaurios? El estreno de Jurassic World: Rebirth ha reavivado el debate sobre la desextinción, es decir, la posibilidad de devolver a la vida especies extintas mediante ingeniería genética. Aunque el concepto ha sido popularizado por el cine, especialistas advierten que esta idea, lejos de ser una fantasía, es científicamente plausible… y potencialmente peligrosa.
El biólogo español Diego Cejas, experto en genética de la conservación, explicó que el desarrollo actual de tecnologías como la edición genómica y la clonación ha hecho posible pensar en la recreación de especies desaparecidas, aunque con múltiples limitaciones.
“Desde el punto de vista técnico, ya se han dado pasos importantes. Pero desde la conservación, traer de vuelta a una especie extinta no es tan simple como clonarla”, aseguró.
Poca diversidad genética y desequilibrio ecológico

Diego Cejas subraya que una especie no se reduce a sus individuos, sino a su rol ecológico, su nicho y su diversidad genética. La escasa variabilidad que tendría una población reconstruida podría condenarla desde el inicio, como ya ha ocurrido con cultivos clonados, como la variedad de plátano Gros Michel, arrasada en los años 50 por una enfermedad.
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Empresas como Colossal BioScience han generado atención internacional al anunciar proyectos para “revivir” especies como el mamut lanudo o el lobo gigante del Pleistoceno.
Según sus voceros, el objetivo sería restaurar ecosistemas dañados. Sin embargo, Cejas advierte que muchas de estas iniciativas están guiadas más por el espectáculo mediático que por una lógica científica o ecológica.
Dinosaurios: imposibilidad técnica y dilema ético

En el caso de los dinosaurios, los retos son aún mayores. “Los dinosaurios se extinguieron hace más de 66 millones de años. No tenemos ADN lo suficientemente conservado como para recrearlos con fidelidad. La tecnología actual no permite reconstruir genomas completos de esa antigüedad”, explicó.
Además de los desafíos técnicos, existen preocupaciones éticas. La introducción de especies extintas en ecosistemas actuales podría tener consecuencias imprevisibles, tanto para las nuevas criaturas como para las especies existentes. “No se trata solo de si podemos hacerlo, sino si debemos hacerlo”, afirmó Cejas.

El investigador concluye que, antes de pensar en desextinguir especies, se deben reforzar los esfuerzos por conservar las que actualmente están en peligro. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, más de 47 mil especies están en riesgo de desaparecer. “El futuro de la biodiversidad depende más de proteger lo que tenemos que de intentar revivir lo que ya se fue”, puntualizó.