En una nueva edición del conversatorio “El Primer Cancún”, se abordó el tema “Los primeros hoteles del centro”, destacando dos testimonios fundamentales que reconstruyen la historia de los primeros hospedajes fuera de la Zona Hotelera. Estos relatos ofrecen una mirada íntima a los inicios de la ciudad de Benito Juárez, Cancún, y a quienes apostaron por crecer junto con ella.
Uno de los testimonios fue el de la señora Rosy Cámara, fundadora del Hotel Kan Che, quien compartió cómo su familia llegó a Cancún en 1985, cuando la ciudad apenas comenzaba a desarrollarse. Se establecieron en una casa rentada mientras construían su hogar. Poco después, su esposo, arquitecto de profesión, propuso edificar un hotel en Puerto Juárez, utilizando materiales rústicos como maderas locales y rodeado de vegetación.
Hotel Kan Che: Entre huracanes, incendios y amistades
Rosy Cámara recordó cómo, al igual que otros pioneros del hospedaje, llegaron sin redes familiares, pero pronto se forjaron fuertes lazos de amistad entre hoteleros y restauranteros. Uno de los momentos más difíciles que enfrentaron fue el huracán Gilberto, que dañó severamente su hotel. Sin embargo, esa tragedia también sirvió para estrechar la solidaridad con otros empresarios del sector.
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Posteriormente, un incendio consumió las palapas del hotel, lo que llevó a la familia a tomar la difícil decisión de venderlo. Aun así, su historia quedó marcada como uno de los primeros esfuerzos por ofrecer hospitalidad fuera del gran desarrollo turístico de la Zona Hotelera.
Hotel Carrillo’s: de terreno baldío a restaurante emblemático
Otro relato destacado fue el de don Juan Carrillo, del hotel Carrillo’s. Compartió cómo, tras enterarse del proyecto turístico de Cancún en un bar, solicitó un terreno a uno de sus promotores. Aunque inicialmente le asignaron un predio en la avenida Nader, luego recibió uno frente al palacio municipal, donde construyó su restaurante.
Carrillo recordó que, en sus inicios, la colonia Puerto Juárez ya existía como puerto de cruce y que muchas familias vivían de la agricultura, vendiendo sus productos en Isla Mujeres. Entre sus primeros clientes tuvo ingenieros, arquitectos y visitantes que llegaban por aire.
Durante el huracán Gilberto, su hotel resistió intacto y sirvió como albergue para turistas desalojados de la Zona Hotelera, consolidándose como un punto de apoyo clave en momentos de emergencia.
Este conversatorio dejó en evidencia que la historia de Cancún no solo se escribió con grandes hoteles de lujo, sino también con esfuerzos familiares llenos de pasión, resiliencia y comunidad.