El glaciar Perito Moreno, una de las joyas naturales más emblemáticas de Sudamérica, ubicado en el Parque Nacional Los Glaciares en la provincia argentina de Santa Cruz, está experimentando un retroceso significativo que los científicos califican como irreversible. Desde 2018, ha perdido casi 2.000 metros de longitud, con una aceleración notable en la pérdida de masa en los últimos años.
Este fenómeno se atribuye principalmente al cambio climático, que ha provocado un aumento de las temperaturas en la región. Este calentamiento incrementa la fusión del hielo y reduce la acumulación de nieve, alterando el equilibrio que el glaciar mantuvo durante más de un siglo. Expertos como Pedro Skvarca y Lucas Ruiz han observado que el glaciar ya no acumula suficiente hielo para compensar la pérdida, lo que indica un desequilibrio con el clima actual.
Uno de los eventos más espectaculares asociados al Perito Moreno es su ruptura, cuando el glaciar avanza y bloquea el paso de agua, formando un dique natural que eventualmente colapsa. Sin embargo, estas rupturas se han vuelto cada vez más improbables. El último cierre significativo ocurrió en 2018, y desde entonces, los eventos han sido menores o inexistentes, lo que refleja el debilitamiento estructural del glaciar.
Complicaciones del retroceso del Perito Moreno
El retroceso del Perito Moreno no solo tiene implicaciones ambientales, sino también económicas y sociales. El glaciar es una fuente importante de turismo para la región de El Calafate, y su disminución podría afectar la economía local. Además, la pérdida de masa glaciar puede alterar los ecosistemas acuáticos y liberar gases de efecto invernadero atrapados, como el metano, exacerbando el cambio climático.
A pesar de la gravedad de la situación, los recortes presupuestarios en investigación científica en Argentina han dificultado el monitoreo y estudio del glaciar. Los científicos advierten que, sin una acción urgente para abordar el cambio climático y proteger estos ecosistemas, el retroceso del Perito Moreno y otros glaciares podría tener consecuencias irreversibles para el medio ambiente y las comunidades que dependen de ellos.