La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA) ha anunciado el descubrimiento de siete nuevos objetos espaciales que presentan características inusuales, similares a las del enigmático ‘Oumuamua, el primer objeto interestelar detectado en nuestro sistema solar. Estos cuerpos, denominados “cometas oscuros”, desafían las clasificaciones tradicionales de asteroides y cometas debido a su comportamiento y composición atípicos.
¿Qué son los cometas oscuros?
Los cometas oscuros son cuerpos celestes que carecen de la característica coma brillante que suele rodear a los cometas cuando se acercan al Sol. A pesar de su apariencia similar a la de los asteroides, estos objetos exhiben aceleraciones no gravitacionales, lo que sugiere la presencia de procesos de desgasificación de materiales volátiles en su superficie. Este comportamiento fue observado por primera vez en 2003 RM, un objeto que se desvió ligeramente de su órbita esperada sin mostrar signos visibles de actividad cometaria.
El legado de ‘Oumuamua
El 19 de octubre de 2017, el telescopio Pan-STARRS-1 en Hawái detectó a ‘Oumuamua, un objeto interestelar que sorprendió a la comunidad científica por su trayectoria hiperbólica y su aceleración inexplicada. Aunque no presentaba una coma visible, su comportamiento sugería una desgasificación similar a la de los cometas. Este descubrimiento impulsó nuevas investigaciones sobre objetos con características similares dentro de nuestro sistema solar.
Nuevos hallazgos y clasificaciones
En un estudio reciente, científicos de la NASA identificaron siete nuevos cometas oscuros, duplicando el número conocido de estos objetos. Los investigadores, liderados por Darryl Z. Seligman del Instituto Carl Sagan, clasificaron estos cuerpos en dos grupos distintos:
Cometas oscuros exteriores: Objetos de mayor tamaño, con órbitas elípticas que se encuentran en las regiones más alejadas del sistema solar, similares a las familias de asteroides que orbitan alrededor de Júpiter.
- Cometas oscuros interiores: Cuerpos más pequeños, con órbitas casi circulares que se sitúan dentro de las trayectorias de Mercurio, Venus, la Tierra y Marte.
Esta clasificación sugiere la existencia de diferentes orígenes y composiciones para estos objetos, lo que podría proporcionar información valiosa sobre la formación y evolución del sistema solar. Implicaciones para el origen de la vida
La presencia de materiales volátiles, como el agua, en los cometas oscuros plantea la posibilidad de que estos cuerpos hayan contribuido al suministro de compuestos esenciales para la vida en la Tierra. Comprender la naturaleza y el comportamiento de estos objetos podría ofrecer pistas sobre cómo se distribuyeron estos elementos en el sistema solar primitivo y su papel en el desarrollo de la vida en nuestro planeta.