La ansiedad por separación es uno de los trastornos conductuales más comunes en los perros y ocurre cuando el animal experimenta angustia al quedarse solo.
Este padecimiento puede manifestarse en forma de ladridos incontrolables, destrucción de objetos, intentos de fuga e incluso problemas de salud. Las causas son diversas, desde experiencias traumáticas en la etapa temprana hasta cambios en el entorno o una socialización deficiente.
Trastorno de ansiedad en un perro
De acuerdo con expertos, los perros que sufren este trastorno suelen desarrollar una dependencia excesiva de sus tutores, lo que limita su capacidad para gestionar la soledad.
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Para tratarlo, se recomiendan estrategias como la desensibilización progresiva, que consiste en acostumbrar al perro a la ausencia de sus cuidadores en periodos breves y crecientes, o el uso de juguetes interactivos que mantengan su mente ocupada. En casos severos, algunos veterinarios optan por el uso de ansiolíticos bajo supervisión profesional.
No premiar la ansiedad de tu perro
Uno de los errores más comunes al convivir con un perro ansioso es reforzar su estado de nerviosismo, especialmente en los momentos clave: cuando se le deja solo y cuando el tutor regresa. Víctor Mañero, entrenador con más de 15 años de experiencia y creador de contenido en TikTok (@adican\_adiestradorcanino), alerta sobre este comportamiento.
“Cuando llegas a casa y lo abrazas efusivamente estás premiando su ansiedad, su estrés. Eso es cortisol en sangre y no te extrañe que un día te reciba con tanta emoción que le dé un infarto”, afirma. Mañero recomienda ignorar al perro durante los primeros minutos tras el reencuentro, hasta que se calme completamente, y entonces sí, ofrecerle cariño y atención.
Ejercicio, juegos y rutinas como parte del tratamiento
Para prevenir o mitigar la ansiedad, se recomienda aumentar las sesiones de ejercicio físico y mental, ya que un perro cansado tiende a estar más tranquilo durante las ausencias. También se sugiere trabajar la “técnica de salida”, que busca minimizar el estrés previo a la partida del tutor, y hacer salidas breves para evaluar el comportamiento del animal.
Dejar luces encendidas, juguetes con premios o estímulos auditivos puede contribuir a una experiencia más llevadera para el perro. La clave, aseguran los expertos, es actuar con empatía, paciencia y constancia para devolverle al animal la seguridad que necesita.
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