La península de Palos Verdes, al sur de California, enfrenta una situación crítica: el terreno de la región se mueve a una velocidad alarmante de 10 centímetros por semana.
Investigadores del Jet Propulsion Laboratory (JPL), un centro de la NASA especializado en el monitoreo del clima terrestre, han confirmado este fenómeno utilizando radares de alta precisión, lo que ha encendido las alarmas entre expertos y autoridades locales.
Causas del desplazamiento de esta ciudad
Este proceso ha estado en marcha durante más de 60 años, pero su aceleración reciente ha generado gran preocupación. Según Tiempo.com, las lluvias torrenciales de 2023 y el invierno excepcionalmente húmedo de 2024 han contribuido a la inestabilidad del suelo, agravando el problema.
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Para entender mejor la magnitud de la situación, la NASA ha utilizado tecnología avanzada como el radar UAVSAR, que detecta hasta los movimientos más sutiles del terreno.
En septiembre y octubre de 2024, un avión Gulfstream III sobrevoló la zona cuatro veces para recopilar datos y generar mapas tridimensionales que muestran la velocidad y dirección del desplazamiento. Además, imágenes satelitales de los Sentinel-1A y 1B de la Agencia Espacial Europea han permitido elaborar un mapa detallado del problema.
Acciones para mitigar el riesgo en Palos Verdes
Frente a este panorama, las autoridades de California han implementado medidas para evitar que la situación se agrave. La NASA ha puesto la información a disposición del público a través de su Portal de Mapeo de Desastres, buscando generar conciencia sobre los riesgos y la necesidad de prevención.
Desde 2007, la misión ARIA de la NASA, en conjunto con el Instituto de Tecnología de California (Caltech), ha sido clave en el estudio de desastres naturales a nivel mundial, como terremotos y el derretimiento de glaciares. Actualmente, esta misma tecnología se aplica en Palos Verdes para buscar soluciones antes de que sea demasiado tarde.
Para los habitantes de la zona, la situación es una fuente constante de preocupación. El riesgo de daños estructurales en viviendas e infraestructuras aumenta cada día. Mientras los científicos y las autoridades trabajan contrarreloj para mitigar el problema, la incertidumbre persiste. El suelo que sostiene a la comunidad sigue deslizándose y, con él, la tranquilidad de miles de personas que ven amenazado su hogar.
