¡La Catrina de Diego Rivera! En 1985, un devastador terremoto en la Ciudad de México dejó al icónico Hotel del Prado, sede de la famosa obra *Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central*, en ruinas.
Esta tragedia provocó el traslado del mural, que fue reubicado en 1986 en un predio cercano en las calles de Balderas y Colón. Allí se construyó el Museo Mural Diego Rivera, inaugurado en 1988, donde la obra sigue cautivando a visitantes y permitiéndoles reflexionar sobre la historia de México a través de la visión de Rivera.
Historia de “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”
La creación de Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central tiene su origen en 1947, cuando el arquitecto Carlos Obregón Santacilia invitó a Rivera a pintar un mural en el salón comedor Versalles del lujoso Hotel del Prado, frente a la emblemática Alameda Central en el centro de la Ciudad de México.
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Considerado uno de los parques públicos más antiguos y representativos de América Latina, la Alameda Central fue, para Rivera, un testigo de la transformación histórica del país. El mural, que fue pintado al fresco entre julio y septiembre de 1947 con la colaboración de Pedro A. Peñaloza y Rina Lazo, mide 4.17 metros de alto y 15.67 metros de ancho y pesa 35 toneladas.
Esta obra se caracteriza por su estilo surrealista y su simbolismo, en el cual Diego Rivera plasma más de 400 años de historia mexicana a través de personajes icónicos y elementos simbólicos.
La catrina y personajes en el mural de Diego Rivera
El mural se organiza en tres secciones que abarcan diversas épocas y figuras de la historia de México.
La sección izquierda aborda la historia de México desde la conquista hasta el siglo XIX. Aquí Rivera representa personajes destacados como Hernán Cortés, Fray Juan de Zumárraga, quien introdujo la primera imprenta en América, la poetisa Sor Juana Inés de la Cruz, los emperadores Agustín de Iturbide y Maximiliano de Habsburgo, y el presidente Benito Juárez.
Estas figuras resaltan el recorrido de México desde sus primeros conflictos coloniales hasta su consolidación como nación independiente.
En el centro del mural, Rivera se adentra en una representación surrealista de su vida y su entorno cultural. Este espacio está dominado por La Catrina, la famosa figura creada por el grabador José Guadalupe Posada, que camina del brazo de un joven Rivera, vestido elegantemente y con un sapo y una serpiente en los bolsillos.
A su izquierda, aparece Frida Kahlo, su esposa, y detrás se encuentran personajes como el poeta Manuel Gutiérrez Nájera y el escritor cubano José Martí. Esta sección encapsula la perspectiva personal de Rivera sobre el arte, la vida y sus relaciones.
Finalmente, la parte derecha del mural representa la Revolución Mexicana. Aquí se encuentran figuras cruciales de esta época, como Francisco I. Madero y Porfirio Díaz. También hay una escena que critica el racismo y las divisiones sociales: un gendarme expulsa a una familia indígena de la Alameda, mientras una familia adinerada observa desde la distancia.
Este momento en el mural refleja la aguda crítica social de Rivera y su compromiso con los derechos de las clases populares y los grupos indígenas, que, a menudo, son marginados en los relatos históricos oficiales.
A través de esta obra, Diego Rivera encapsula la historia y la identidad mexicana en un solo lienzo de gran envergadura, testigo mudo de un México que se transforma. *Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central* sigue siendo una obra fundamental en el arte mexicano y mundial, resguardada en el Museo Mural Diego Rivera, donde continúa invitando a nuevas generaciones a explorar y entender el pasado histórico y cultural de México.
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