Cuatro mujeres afroamericanas que desempeñaron un papel fundamental en la carrera espacial de Estados Unidos recibieron el miércoles uno de los más altos honores otorgados por el Congreso: la Medalla de Oro del Congreso. En una ceremonia solemne, se reconoció la inmensa contribución de Katherine Johnson, Dorothy Vaughan, Mary Jackson y Christine Darden. Este homenaje no solo celebra sus logros individuales, sino también el trabajo de todas las mujeres que, desde la década de 1930 hasta la de 1970, hicieron posible que Estados Unidos avanzara en la exploración espacial.
Durante la ceremonia realizada en el Capitolio, las familias de Johnson, Vaughan y Jackson recibieron la medalla en su nombre, ya que ellas han fallecido. Christine Darden, por su parte, fue la única de las homenajeadas que pudo presenciar el evento, siguiendo la transmisión desde su casa en Connecticut.
Además de reconocer a estas cuatro pioneras, el Congreso también otorgó una medalla honorífica a todas las mujeres que participaron como matemáticas, ingenieras y “computadoras humanas” en las misiones espaciales del país. Estas mujeres, en muchos casos, realizaron cálculos cruciales para el éxito de las misiones, trabajando en condiciones desafiantes y segregadas, como fue el caso de las mujeres afroamericanas en el Centro de Investigación Langley de la NASA, en Virginia.
La autora Margot Lee Shetterly, cuyo libro “Hidden Figures” (“Talentos Ocultos”) inspiró la película homónima en 2016, estuvo presente en la ceremonia y destacó la importancia de este reconocimiento. “Al rendirles homenaje, estamos reconociendo lo mejor del espíritu de nuestra nación”, afirmó Shetterly, subrayando el legado de estas mujeres excepcionales.
Katherine Johnson, cuyos cálculos manuales fueron esenciales para que John Glenn lograra ser el primer estadounidense en orbitar la Tierra en 1962, fue galardonada en 2015 con la Medalla Presidencial de la Libertad, el mayor honor civil en los Estados Unidos. Por su parte, Dorothy Vaughan rompió barreras al convertirse en la primera supervisora afroamericana en la NASA, mientras que Mary Jackson alcanzó el título de la primera ingeniera afroamericana de la agencia espacial. Christine Darden, la más joven de las cuatro, es conocida por sus investigaciones sobre las explosiones sónicas y también recibió reconocimiento por sus décadas de contribuciones científicas.
El Comité Asesor Nacional para la Aeronáutica, precursor de la NASA, empleó a cientos de mujeres durante varias décadas para llevar a cabo complejos cálculos matemáticos, una labor que fue esencial para el éxito de las misiones espaciales de Estados Unidos. Sin embargo, las mujeres de raza negra trabajaban en una unidad separada, bajo un sistema de segregación que las relegaba a condiciones laborales menos favorables.
A lo largo de su vida y carrera, estas mujeres desafiaron las barreras sociales y raciales, contribuyendo de manera sobresaliente a uno de los mayores logros de la humanidad: la exploración espacial.