A medida que nos acercamos al último trimestre del año, comienza el proceso de análisis y revisión del salario mínimo, que determinará el aumento para el próximo periodo. Este proceso es fundamental para establecer la base de las remuneraciones en México. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo (LFT), la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos (Conasami) es el organismo responsable de fijar el nuevo monto del salario mínimo. La Conasami está compuesta por representantes de tres sectores: el gobierno, los empleadores y los trabajadores, lo que la convierte en un órgano tripartito encargado de equilibrar los intereses de todos los involucrados.
Actualmente, la cantidad establecida para el salario mínimo general es de 248.93 pesos por jornada laboral diaria, después de un significativo aumento del 20% en la última revisión de la referencia salarial. Este incremento mantiene la tendencia de alzas de dos dígitos que ha sido constante desde 2018, lo que refleja el esfuerzo por mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores mexicanos.
La Ley Federal del Trabajo establece una serie de plazos específicos que rigen el proceso de fijación del salario mínimo. Estos son algunos de los momentos clave a tener en cuenta durante este proceso:
– Último día de noviembre: Es la fecha límite para que los representantes de los empleadores y los trabajadores presenten estudios y propuestas sobre el ajuste del salario. Además, la dirección técnica de la Conasami debe entregar un informe que incluya no solo los estudios mencionados, sino también un análisis del comportamiento de los precios y su impacto en el poder adquisitivo de los salarios mínimos. Este informe debe incluir los datos más relevantes sobre la situación económica del país.
– Último día de diciembre: Este es el plazo definitivo para que la Conasami anuncie su resolución final respecto al incremento del salario mínimo para el próximo año. Una vez tomada la decisión, se convierte en una referencia obligatoria para todas las empresas.
– Primer día de enero: A partir de esta fecha, el nuevo salario mínimo entra en vigor, lo que significa que ningún empleador puede pagar una remuneración inferior al monto establecido por la Conasami.
El año pasado, la Conasami logró un acuerdo el 1 de diciembre, el cual fijó un aumento del 20% en el salario mínimo. Este incremento fue aclamado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), que en un comunicado destacó que dicho ajuste beneficiaría a un estimado de 8.9 millones de trabajadores en todo el país.
Hasta ahora, los estudios realizados por la Conasami han demostrado que los aumentos en el salario mínimo no han generado un impacto negativo en la inflación, lo que ha permitido que estas alzas sean sostenibles. Además, estos ajustes han tenido un efecto positivo en la reducción de la brecha salarial de género. Desde 2019, cuando se implementó la política de recuperación salarial, esta brecha ha disminuido en un 25%, lo que representa un avance significativo en la igualdad de remuneración entre hombres y mujeres.
Por otro lado, entre 2018 y 2022, se estima que alrededor de 5.1 millones de personas han salido de la pobreza. De estas, 4.1 millones de personas lo han logrado gracias a la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo, según datos reportados por la Secretaría del Trabajo. Esto pone de manifiesto el impacto directo de la política salarial en la mejora de las condiciones de vida de millones de mexicanos.
De acuerdo con los últimos datos proporcionados por la STPS, México se posiciona actualmente como la séptima economía de América Latina con el salario mínimo más alto. Este es un logro considerable, ya que antes de 2020, el país ocupaba el puesto número 16 en la región. Los incrementos sucesivos en los últimos años han permitido a México escalar nueve posiciones y alcanzar un nivel de salario mínimo que supera el promedio de las naciones latinoamericanas.
La política de recuperación salarial implementada por el gobierno mexicano ha recibido elogios de organismos internacionales. En su informe “Perspectivas de Empleo 2024”, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) destacó que en un período de cinco años, México logró un aumento del 86.6% en el salario mínimo real, una cifra que supera en 6.7 veces el promedio de las economías miembros de la organización. Este logro ha contribuido significativamente al crecimiento de los salarios generales en el país.
A diferencia de lo que ha ocurrido en otros países, como Estados Unidos y Canadá, donde los salarios se han mantenido relativamente estancados, México ha experimentado un crecimiento continuo en las remuneraciones durante los últimos cinco años, lo que refuerza la idea de que la política salarial ha tenido un efecto positivo en la economía mexicana.
En cuanto al futuro, es probable que los incrementos de dos dígitos en el salario mínimo continúen durante los próximos años. Claudia Sheinbaum Pardo, la presidenta electa, ha expresado en varias ocasiones su intención de mantener la política de recuperación salarial que se ha implementado en los últimos años. Aunque aún no se han propuesto cifras concretas para el próximo año, durante la presentación de su plan “100 pasos para la transformación”, Sheinbaum mencionó que para cumplir con las metas establecidas para su sexenio, se requeriría un aumento anual del 11% durante los próximos seis años.
La propuesta de Sheinbaum está dividida en dos etapas. La primera fase, que concluiría en 2026, tiene como objetivo que el salario mínimo alcance un nivel equivalente a dos veces la línea de pobreza por ingresos urbanos (LPIU). Según los valores actuales, esto representaría un salario mensual de más de 9,000 pesos. La segunda etapa, que finalizaría en 2030, busca que el salario mínimo sea equivalente a 2.5 veces la LPIU, lo que en términos actuales se traduciría en un ingreso mensual cercano a los 11,300 pesos.
Uno de los principales factores que han impulsado los aumentos históricos en el salario mínimo es la política económica del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que ha estado enfocada en recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores. Durante años, los incrementos salariales no fueron suficientes para compensar la inflación, lo que debilitó el poder de compra de las familias mexicanas.
Este avance ha sido posible también gracias a tres factores clave: en primer lugar, la desindexación del salario mínimo, que se desvinculó en 2016 del cálculo de obligaciones como sanciones. En su lugar, se introdujo la Unidad de Medida y Actualización (UMA). En segundo lugar, el Monto Independiente de Recuperación (MIR), un componente clave para determinar los incrementos salariales, que se aplicó por primera vez en 2016. Finalmente, el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) también ha jugado un papel importante, ya que México se comprometió a mejorar su salario mínimo como parte del acuerdo comercial, lo que ha generado una presión externa para continuar con los aumentos robustos.