En 2015, James Hamblin, médico especializado en medicina preventiva y profesor en la Universidad de Yale, tomó una decisión que desafía todas las normas sociales establecidas y conocidas: dejó de ducharse con el objetivo de investigar los efectos de una higiene mínima en la salud de la piel y el bienestar general.
Con 40 años, el experimento de Hamblin buscaba explorar y demostrar con su propio cuerpo cómo las prácticas de higiene modernas influyen en nuestra salud. “Me siento perfectamente bien. Te acostumbras y se vuelve normal”, comenta Hamblin, quien ha limitado su higiene al uso de jabón de manos.
La hipótesis que sirvió como punto de partida para el experimento de Hamblin se centra en permitir que el cuerpo conserve un equilibrio natural de aceites y microbios en la piel. Él argumenta que, al disminuir el uso de productos de higiene agresivos, el cuerpo regula su producción de aceite y mantiene un ambiente microbiano más equilibrado y saludable.
James Hamblin explica los beneficios de dejar de bañarse
En su libro “Clean: The New Science of Skin and the Beauty of Doing Less”, Hamblin describe cómo su piel logró un equilibrio natural y dejó de producir exceso de grasa.
Hamblin sostiene que el mal olor corporal surge del desequilibrio microbiano provocado por los productos de higiene modernos. Su proceso de adaptación fue gradual, permitiendo que su cuerpo se acostumbrara lentamente a la disminución de duchas y productos de cuidado personal.
Hamblin sostiene que ducharse menos puede tener efectos positivos en la piel y asegura que no es necesario un exceso de higiene para mantener un balance saludable.
También subraya que es posible mantener la higiene personal con prácticas básicas, como lavarse las manos y enjuagarse con agua cuando sea necesario, sin recurrir a productos agresivos. Su experiencia invita a reconsiderar las normas actuales de higiene y a reflexionar sobre la relación entre limpieza y salud, proponiendo que a veces menos es más en el cuidado de la piel.
Aunque Hamblin ha dejado de ducharse regularmente, no ha abandonado la higiene personal por completo sino que ha ajustado su rutina para mantener la limpieza de una manera que considera más natural y sostenible:
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- Lavado de manos: continúa lavándose las manos con jabón, una práctica que la pandemia de coronavirus nos ha enseñado lo importante que resulta para prevenir enfermedades contagiosas.
- Mojar el cabello: enjuaga su pelo solo con agua ocasionalmente cuando siente que está demasiado sucio. Sin embargo, en su rutina no está contemplado el uso de champú ni acondicionador.
- Higiene corporal: en lugar de ducharse, se enjuaga con agua cuando lo considera necesario. Este método le permite mantenerse limpio sin eliminar los aceites naturales de su piel.
- Cuidado bucal: sostiene el cepillado de dientes diario con pasta dental para prevenir caries y mantener la salud oral.
- Eliminación de productos cosméticos: exfoliantes, cremas hidratantes y desodorantes no están incluidos dentro de la rutina de higiene de Hamblin. Afirma que su piel se ha adaptado y no necesita estos productos para mantenerse sana.
Hamblin aclara que esta práctica no es una imposición, sino una opción para quienes buscan alternativas a los regímenes de higiene convencionales. A las personas que se sientan atraídas y quieran probar estas novedosas prácticas, aconseja adoptar duchas más cortas y menos frecuentes como un punto de partida para comenzar a cambiar sus hábitos de higiene.
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Con información de Mundo Deportivo