El 8 de junio se celebra el Día Mundial de los Océanos, una fecha destinada a sensibilizar a la población global sobre la vital importancia que tienen los océanos en nuestras vidas diarias. Este día también busca informar a la ciudadanía acerca del impacto de las actividades humanas sobre estos vastos cuerpos de agua y resaltar la responsabilidad tanto individual como colectiva de utilizar sus recursos de manera sostenible.
Según el Gobierno de México, los océanos abarcan el 70 por ciento de la superficie del planeta, generando más del 50 por ciento del oxígeno que respiramos y absorbiendo anualmente el 30 por ciento del dióxido de carbono producido por las actividades humanas.
Además, los océanos son uno de los mayores reservorios de biodiversidad del mundo, albergando más de 250 mil especies descritas, aunque aún queda por descubrir y catalogar dos tercios de las especies marinas existentes en el planeta.
¿Por qué se celebra el Día de los Océanos?
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) propuso la creación de esta conmemoración en 1992 durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro. Esta iniciativa busca celebrar los océanos que comparten las naciones del mundo y reconocer su inmenso valor, ya que cubren la mayor parte de la superficie terrestre.
Así se formaron los Océanos
Científicos han teorizado que el agua presente en la superficie de la Tierra podría haber sido traída por cometas que impactaron el planeta una vez que se había enfriado, según explica National Geographic.
En una molécula de agua pesada, uno de los átomos de hidrógeno (H) es reemplazado por una versión más pesada conocida como deuterio (D). Toda el agua en la naturaleza contiene una proporción de D/H, y dado que el deuterio es un átomo extremadamente estable, esta relación puede permanecer sin alteraciones durante eones.
Desde la década de 1980, los científicos han descubierto que varios cometas dentro de nuestro sistema solar tienen proporciones de D/H muy diferentes al agua terrestre.
Estos hallazgos sugieren que solo alrededor del 10 por ciento del agua de la Tierra podría haber llegado mediante cometas, mientras que el resto probablemente provino de asteroides ricos en agua, explicó Paul Hartogh, un astrónomo del Instituto Max Planck de Investigación del Sistema Solar en Alemania.
En un nuevo estudio, Hartogh y su equipo utilizaron el Observatorio Espacial Herschel de la Agencia Espacial Europea para analizar la proporción de D/H en el cometa 103P/Hartley 2. Los resultados revelaron que el agua del Hartley 2 es muy similar a la de la Tierra.
Simulaciones por ordenador sugieren que Hartley 2 se originó en el cinturón de Kuiper, una región situada más allá de la órbita de Neptuno, repleta de cometas y otros restos helados de la formación de nuestro sistema solar.
Esto sugiere que el grupo más numeroso de cometas que contribuyó a la formación de los océanos terrestres provino originalmente del cinturón de Kuiper.