En un dramático giro, de 20 menores entre los 12 y 17 años, se unen a las filas de las autodefensas en Ayahualtempa, Guerrero, enfrentándose directamente al crimen organizado.
Menores contra el crimen organizado en Guerrero
La policía comunitaria, activa desde hace 28 años en la región, ha incorporado a estos niños poniendo de manifiesto la desesperación de comunidades desamparadas por las autoridades ante la creciente amenaza de grupos delictivos.
La imagen de niños cargando rifles y vestidos con camisetas que los identifican como “Policía comunitaria” ha generado impacto y preocupación. Estos menores se suman a la lista de niños reclutados por autodefensas en México, subrayando la crítica falta de seguridad y respuesta gubernamental en regiones asediadas por la violencia.
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La toma de protesta a estos nuevos miembros se produce después del reciente secuestro de una familia en la comunidad nahua, un acto atribuido a grupos criminales que operan en la zona. La Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y Pueblos Fundadores (CRAC) ha justificado esta medida extrema como respuesta a la ineficiencia de las autoridades locales y federales.
Aseguran que los niños desempeñarán tareas de vigilancia, destacando su papel como último recurso ante la incapacidad del gobierno para garantizar la seguridad.
Guerrero ha sido históricamente una de las zonas más afectadas por la violencia vinculada al narcotráfico, y la policía comunitaria se ha enfrentado a cárteles y organizaciones criminales durante años.
El secuestro reciente y la falta de resultados en la búsqueda de los afectados han llevado a la CRAC a tomar medidas drásticas ya expresar abiertamente su descontento con las fuerzas del orden.
Este episodio no es un caso aislado. En la misma semana, dos grupos criminales, La Familia Michoacana y Los Tlacos, generaron caos en el pueblo turístico de Taxco, paralizando la actividad debido a actos violentos, incluyendo el asesinato de un chofer del transporte público y dos policías estatales.
La inseguridad también afecta a Acapulco, que ha visto reducido su servicio de transporte público debido al temor de los trabajadores a represalias violentas.
Las acciones del gobierno de Guerrero han sido cuestionadas, y la reciente renuncia del secretario de Seguridad estatal, Evelio Méndez, en medio de una ola de violencia, indica la gravedad de la situación.
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Mientras la gobernadora Evelyn Salgado intenta calmar las críticas, el reclutamiento de niños soldados subraya la necesidad urgente de estrategias efectivas para abordar la violencia y proteger a las comunidades afectadas.
