El mundo se une para celebrar cada 5 de diciembre el Día Internacional de los Voluntarios, un momento para reconocer a aquellos héroes anónimos que, con su tiempo y habilidades, además de esfuerzo desinteresado que dedican su tiempo y habilidades para ayudar a otros sin recibir compensación monetaria.
Este comportamiento, que para muchos es un sentimiento, es reconocido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con una jornada establecida por la Asamblea General, ya que el número mensual de voluntarios mayores de 15 años asciende a 862,4 millones en todo el mundo.
Este grupo que, por ejemplo, puede verse en hospitales y comunidades necesitadas, entre otros lugares, impulsa cambios significativos pese a que, en su mayoría, se organizan de manera informal, según el organismo.
Desde proyectos medioambientales, pasando por asistencia social y hasta en el avance de la ciencia, el rol de los voluntarios mejora la vida de quienes reciben ayuda, pero también de muchos otros “anónimos”. Es por eso que, en este día se destaca la solidaridad y la contribución personal al bienestar colectivo, fortaleciendo los lazos comunitarios y generando un impacto positivo en diversos aspectos de la sociedad.
Impacto positivo en la sociedad: contribuye significativamente a la mejora de comunidades al abordar diversas necesidades, desde asistencia social hasta proyectos medioambientales. Esta labor altruista no solo beneficia a los receptores directos de la ayuda, sino que también tiene un efecto multiplicador en toda la sociedad.
Fortalecimiento de comunidades: fomenta la cohesión social y construye comunidades más fuertes al unir a personas con un propósito común. Esta unión de esfuerzos y objetivos es fundamental para el desarrollo comunitario y la creación de un entorno social más integrado y solidario.
Desarrollo personal: ser voluntario brinda la oportunidad de adquirir nuevas habilidades, experiencias y perspectivas. Esta experiencia enriquece a los voluntarios, promoviendo su crecimiento personal y profesional, y les permite desarrollar una comprensión más profunda de las realidades sociales.
Colaboración social efectiva: estimula la colaboración entre ciudadanos, organizaciones sin fines de lucro y gobiernos. Esta relación de mutuo beneficio es esencial para abordar desafíos sociales de manera más efectiva, permitiendo una respuesta coordinada ante las necesidades de la sociedad.
Mejora del bienestar social: el voluntariado puede jugar un papel importante en la reducción de la desigualdad, la exclusión social y la pobreza. Al ofrecer su tiempo y habilidades, los voluntarios contribuyen al bienestar general de las personas, ayudando a crear una sociedad más equitativa y justa.
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Ahora, cuando hablamos de investigación clínica, estamos hablando de esperanza. ¿Sabías que detrás de cada tratamiento médico que conocemos hoy, hay una historia de cientos de voluntarios? Los estudios clínicos son la base de los avances médicos y un crisol donde la ciencia y la humanidad se encuentran, como bien destacan desde los Institutos Nacionales de Salud (NIH), de Estados Unidos. Pero, ¿quiénes son las personas detrás de estos avances?
Piensa en los voluntarios que, enfrentando sus propias enfermedades, deciden participar en estudios clínicos. Su motivación, incluso, puede ir más allá de recibir un tratamiento; es un acto de generosidad, un deseo de ayudar a otros, quizás incluso a sus propias familias en el futuro. Es que en la investigación clínica, cada voluntario, ya sea un paciente con una enfermedad o una persona sana, es un eslabón crucial en la cadena del conocimiento.
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Con información de Infobae