En los últimos cinco años, México ha presenciado un aumento drástico en el consumo de fentanilo, un opioide sintético de alta potencia. Aunque las autoridades federales insisten en que es un problema local y se concentra en el norte del país, hay quienes advierten que el fenómeno es subestimado y que se requiere una respuesta más contundente
Fentanilo en México, un problema en crecimiento
Mientras tanto, voces críticas alegan que el gobierno, lejos de abordar el problema, está restringiendo el acceso al fentanilo de uso médico, lo que podría impulsar aún más la producción y distribución ilegal de la droga.
El impacto del fentanilo se hizo evidente en el Hospital General Iztapalapa Dr. Juan Ramón de la Fuente, ubicado al oriente de la Ciudad de México. En abril de 2023, un paciente llegó a urgencias con signos de sobredosis de fentanilo, confirmando que México no está exento de los peligros de este opioide.
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Aunque la magnitud del problema en México es menor en comparación con la epidemia de opioides en Estados Unidos, los datos oficiales indican un aumento alarmante.
Según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Consumo de Drogas, la cantidad de personas que buscó tratamiento por consumo de fentanilo ilegal aumentó en un asombroso 3,230% entre 2018 y 2022, pasando de 10 a 333 casos. La directora del observatorio, Nadia Robles, señala que en 2023 ya se han registrado 138 casos en centros de tratamiento públicos y privados.
A pesar de estas cifras, Robles enfatiza que el problema del fentanilo no se considera una cuestión de salud pública a nivel nacional, ya que su consumo es bajo en comparación con otras sustancias ilícitas, y se concentra principalmente en ciudades fronterizas como Baja California, Sonora. y chihuahua.
Sin embargo, algunas voces críticas argumentan que la magnitud del problema podría ser mayor de lo que indican las estadísticas oficiales y que el gobierno minimiza la situación.
Said Slim, cofundador de Verter Integración Social, una organización que apoya a usuarios de drogas en Mexicali, Baja California, y que opera el primer servicio de consumo supervisado y no sancionado en América Latina, afirma que México es el tercer país más afectado por el fentanilo en el mundo, después de Estados Unidos y Canadá.
Alega que el presidente Andrés Manuel López Obrador no reconoce adecuadamente el problema y que no se ha implementado una estrategia efectiva para abordarlo.
La falta de información actualizada sobre el consumo de sustancias adictivas en México es un problema grave. La última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco se llevó a cabo en 2016, y no se ha realizado una nueva encuesta desde entonces. Jonathan De Vicente, director de Incidencia Política en México Unido Contra la Delincuencia (MUCD), destaca la importancia de contar con datos actualizados y señala que “al no tener datos, estamos actuando a ciegas”.
La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) anunció recientemente que iniciará una nueva Encuesta Nacional de Salud Mental y Adicciones en 2023-2024 para obtener información actualizada sobre el consumo de sustancias psicoactivas.
Además, los críticos de la política gubernamental alegan que la Estrategia Nacional de Prevención de Adicciones “Juntos por la Paz” se basa en principios morales y espirituales en lugar de evidencia científica. Afirman que esta estrategia está orientada a infundir miedo y estigmatizar a las personas usuarias de sustancias, en lugar de apoyo brindar y tratamiento.
Si bien existe preocupación por el aumento del consumo de fentanilo ilegal en México, algunos expertos argumentan que el país está lejos de enfrentar una crisis similar a la de Estados Unidos en términos de abuso de opioides por prescripción.
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México tiene diferencias culturales y un marco regulatorio que limita el acceso a estos medicamentos. Aunque existen preocupaciones sobre la restricción de los opioides de uso médico, es poco probable que México enfrente una crisis de abuso de opioides por prescripción en el corto plazo.