En un preocupante giro de los acontecimientos, organizaciones criminales chinas están llevando a cabo un turbio y altamente rentable negocio en México: el tráfico de madera, específicamente del preciado palo de rosa. Este material de alta gama es objeto de deseo en el mercado negro chino y ha desencadenado una serie de actividades ilícitas que dañan gravemente el medio ambiente y afectan a las comunidades locales.
China se apodera de los bosques de México
Según el Índice Global de Crimen Organizado 2023, financiado por el gobierno de los Estados Unidos, mafias chinas han establecido alianzas con grupos delictivos mexicanos para realizar la tala ilegal de palo de rosa. Esta madera, utilizada en la fabricación de muebles en China, es luego vendida a precios reducidos en varios países, incluido México.
El informe revela que esta práctica delictiva ha estado ocurriendo durante al menos 11 años, siendo detectada por primera vez por la Procuraduría Federal de Protección Ambiental (Profepa) en 2012.
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A pesar de los esfuerzos de instancias como la Agencia Nacional de Aduanas, la Secretaría de Marina, la Fiscalía General de la República y la Profepa durante más de una década, el tráfico ilegal de palo de rosa continúa generando cientos de millones de dólares en beneficios anuales para las organizaciones criminales.
Las consecuencias van más allá de los daños medioambientales y económicos. Las comunidades cercanas a los bosques afectados sufren extorsiones, amenazas de secuestro y desapariciones forzadas, todo orquestado por las organizaciones criminales involucradas en este lucrativo negocio. La población local se ve atrapada en un círculo vicioso de violencia y miedo.
La raíz del problema radica en la falta de regulaciones estatales y federales con respecto a la tala de árboles en México, según el informe. La regulación de la industria maderera en el país sigue siendo limitada, proporcionando un terreno fértil para el florecimiento de actividades ilegales.
Además, se señala la presunta complicidad de funcionarios públicos con estas prácticas, revelando esquemas de corrupción que perpetúan la violencia contra las comunidades relacionadas con la industria maderera.
Un ejemplo impactante de esta corrupción se registró en 2021, cuando se informó que mafias chinas sobornaron a la Fiscalía General de la República para recuperar maderas finas decomisadas, valuadas en aproximadamente 72 millones de pesos.
Para poner en perspectiva la magnitud del tráfico, un informe de la Profepa señala que donaron 352 metros cúbicos de palo de rosa decomisado a la Marina. Esta cantidad de madera equivale al volumen de 15 contenedores o alrededor de 230 toneladas, superando el peso de un avión Boeing 747-400, uno de los más grandes del mundo.
En resumen, el tráfico de madera, alimentado por la alianza entre mafias chinas y el crimen organizado mexicano, es un problema grave que requiere una acción inmediata. La falta de regulaciones y la corrupción han permitido que esta actividad destructiva persista, amenazando no solo a los bosques mexicanos sino también a las comunidades locales que dependen de ellos.
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La necesidad de medidas eficaces y una mayor vigilancia se vuelve imperativa para frenar este oscuro negocio antes de que cause más daño irreversible.