Pierre Agostini, Ferenc Krausz y Anne L’Huillier son pioneros de la física del ‘attosegundo’, que ha hecho posible la observación de fenómenos subatómicos en la escala de tiempo más breve captada por el ser humano
Los trabajos pueden tener aplicaciones en el hallazgo de nuevos materiales y en biomedicina.
Si se quiere filmar la película de un coche en marcha, los fotogramas tienen que tener un intervalo de tiempo lo suficientemente corto para captar el movimiento del vehículo. Si el tiempo de exposición es muy largo, para cuando se ha hecho la foto el coche ya se ha ido y la imagen sale borrosa. Pero si lo que se quiere filmar es el mundo de los electrones, uno debe ser muchísimo más rápido.
En el interior de un átomo los cambios ocurren en unas pocas décimas de attosegundo, un intervalo de tiempo que equivale a la trillonésima parte de un segundo. Para hacernos una idea, un attosegundo es tan corto que hay tantos en un segundo como segundos ha habido desde el nacimiento del universo. Si queremos ver qué ocurre, necesitamos una herramienta capaz de trabajar a una escala de tiempo increíble, la más breve captada por el ser humano.
Eso es lo que han logrado los investigadores franceses Pierre Agostini y Anne L’Huillier y el húngaro Ferenc Krausz, que este martes han sido distinguidos con el Premio Nobel de Física 2023 por la creación de una técnica con pulsos de luz capaz de ver sin perder detalle lo que ocurre en el interior de los átomos. De esta forma, fueron capaces de observar el movimiento o el cambio de energía de los electrones en la escala de tiempo más breve captada por el ser humano.
Cámara ultrarrápida
En 1987, L’Huillier (Universidad de Lund, Suecia) descubrió que surgían muchos matices de luz diferentes cuando transmitía luz láser infrarroja a través de un gas noble. Su trabajo sentó las bases para avances posteriores. En 2001, Agostini (Universidad Estatal de Ohio, Estados Unidos) logró producir e investigar una serie de pulsos de luz consecutivos, cada uno de los cuales duraba sólo 250 attosegundos. Al mismo tiempo, Krausz (Instituto Max Planck de Óptica Cuántica, Alemania) estaba trabajando en otro tipo de experimento, uno que permitía aislar un único pulso de luz que duraba 650 attosegundos. Tanto L’Huillier como Krausz fueron previamente galardonados este año con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Ciencias Básicas.ya