La ambiciosa visión de Elon Musk para Neuralink ha vuelto a poner el foco en la ampliación del “ancho de banda” cerebral, es decir, la velocidad de transferencia de datos entre el cerebro humano y las máquinas.
¿Elon Musk y su fantasía inalcanzable?
La propuesta, lanzada junto con la búsqueda del primer voluntario para el “N1”, un implante de 1.024 electrodos, ha generado preguntas sobre la viabilidad y la necesidad de acelerar la comunicación entre humanos y máquinas.
El “ancho de banda” cerebral actual, estimado en alrededor de 40 bits por segundo, plantea desafíos fundamentales debido a la velocidad natural del pensamiento humano. La idea de conectar dos cerebros con cables para mejorar la comunicación cotidiana entre personas se considera poco realista por algunos expertos.
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Sin embargo, la propuesta cobra sentido en el contexto de interfaces cerebro-computadora (BCI) avanzadas que buscan facilitar la comunicación de personas con discapacidades motoras.
En el corto plazo, el enfoque principal de Neuralink sigue siendo permitir que personas paralizadas controlen dispositivos externos mediante impulsos cerebrales, como mover el cursor de una computadora o controlar una aplicación de teléfono. Los expertos señalan que para estos propósitos, la cantidad real de electrodos utilizados es suficiente y que agregar más puede tener rendimientos decrecientes.
Sin embargo, donde la ampliación del “ancho de banda” podría marcar la diferencia es en la comunicación más natural, especialmente en situaciones donde describir detalles consume tiempo. Por ejemplo, en casos de crímenes, la capacidad de transmitir imágenes mentales directamente entre mentes podría agilizar la comunicación.
A pesar de las opiniones escépticas sobre la necesidad de más “ancho de banda” en la comunicación cotidiana, la investigación de Neuralink en la estimulación visual de monos ya está abriendo posibilidades intrigantes. La idea de transmitir imágenes directamente entre cerebros a través de un cable, aunque actualmente tosca, podría mejorar con más avances en esta tecnología.
En resumen, mientras la visión de Elon Musk de aumentar el “ancho de banda” entre cerebros y máquinas podría parecer ambicioso e incluso fantástico en algunos aspectos, en el mundo de las interfaces cerebro-computadora avanzadas, representa un paso significativo hacia la mejora de la comunicación y la restauración de funciones en personas con discapacidades.
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La pregunta que queda en el aire es si, en última instancia, esta visión puede transformar la forma en que nos comunicamos y entendemos el pensamiento humano.