Europa se encuentra en medio de una preocupante oleada de consumo y diversificación de drogas ilícitas, según alerta el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA). Este fenómeno plantea desafíos significativos tanto para la asistencia sanitaria como para las políticas de drogas en el continente. La disponibilidad en aumento y la creciente sofisticación de los procesos ilegales han llevado a una proliferación de sustancias peligrosas, poniendo en riesgo la salud pública y la seguridad.
Europa y sus drogas ilicitas
La situación actual en Europa respecto a las drogas es alarmante. El EMCDDA advierte que las sustancias ilegales están prácticamente en todas partes, dificultando la lucha contra su disponibilidad y los efectos dañinos asociados. Además, se ha observado un incremento en las incautaciones récord de drogas ilegales, así como la aparición continua de nuevas sustancias sintetizadas.
El impacto del consumo de sustancias ilícitas se hace sentir en todos los aspectos de la vida europea. Las incautaciones de resina y hierba de cannabis han alcanzado niveles máximos en una década, y la cantidad de heroína incautada se ha duplicado en comparación con el año anterior. La disponibilidad y el consumo de drogas han continuado aumentando, con millones de adultos europeos admitiendo haber consumido drogas ilegales en algún momento de sus vidas.
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El cannabis ocupa el primer lugar como la sustancia más consumida en Europa, seguido de la cocaína, las anfetaminas y los opioides. Aunque estas últimas sustancias son consumidas en menor medida, siguen siendo responsables de la mayoría de los perjuicios asociados con las drogas ilegales. Además, se ha observado un aumento en la cantidad de sustancias psicotrópicas, con 41 nuevas drogas notificadas al Sistema de Alerta Rápida de la Unión Europea.
La cocaína, en particular, ha experimentado fluctuaciones en su consumo debido a factores como las restricciones de COVID-19. Aunque se ha observado un descenso temporal en su uso, la popularidad de las variantes más potentes, como el “crack”, ha ido en aumento, generando preocupaciones adicionales sobre la salud pública.
Los cannabinoides sintéticos también han entrado en juego, adulterando el cannabis con sustancias tóxicas y potentes. Estos productos, como K2 y Spice, pueden parecer cannabis seco pero contienen cannabinoides sintéticos que imitan los efectos del THC. La presencia creciente de cannabinoides sintéticos complica aún más la vigilancia de su disponibilidad y efectos secundarios.
La diversificación de las drogas en Europa ha sido impulsada por factores como la globalización del mercado, cambios climáticos, desarrollo tecnológico y migración humana. Esto ha llevado a una mayor disponibilidad de sustancias peligrosas con altos niveles de pureza y potencia. La estrategia de la Unión Europea contra las drogas para el período 2021-2025 se ha centrado en un enfoque integrado para abordar este desafío, con el apoyo del EMCDDA en la recopilación de datos y la formulación de políticas efectivas.
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En definitiva, Europa se enfrenta a un panorama complejo y preocupante en relación con las drogas ilícitas. La respuesta a esta creciente amenaza requerirá esfuerzos concertados tanto en el ámbito de la salud pública como en las políticas de drogas, con el objetivo de proteger a las comunidades y reducir los impactos negativos en la sociedad.