En la antigüedad, Asia fue testigo de una de la pena de muerte más crueles y escalofriantes: el aplastamiento por elefante. Este insólito método, utilizado en ejecuciones públicas, atrajo el interés de viajeros que quedaron horrorizados por las escenas dantescas presenciadas.
Pena de muerte de terror
El aplastamiento por elefante era una temida condena de muerte en el sur y sudeste de Asia, especialmente en la India, donde se practicó durante casi 4 mil años. Esta brutal forma de tortura y ejecución medieval también tuvo su notoriedad en otras partes del mundo, como los famosos juicios de brujas de Salem en 1692, en Massachusetts, donde se utilizaban pesas o rocas en lugar de elefantes.
El nombre lo dice todo: las personas condenadas a morir eran literalmente aplastadas, enfrentando un final insoportable. Las víctimas eran atadas mientras se les colocaba un fuerte peso sobre todo su cuerpo, que aumentaba gradualmente, sumiéndolos en un sufrimiento indescriptible.
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Los elefantes, majestuosos animales, fueron adiestrados para aplastar a los prisioneros desobedientes. En esta cruel práctica, la muerte debía ser lenta y dolorosa, y si los prisioneros tenían suerte, el elefante los aplastaría como a un insignificante insecto.
Pero no solo en Asia se practicaba este macabro método. En países como Persia (hoy en día Irak) y Cartago (conocido como Túnez en la actualidad) e incluso en la antigua Roma, se ejercía la muerte por aplastamiento o presión. Los cartagineses y los antiguos romanos optaron por elefantes debido a su versatilidad y “inteligencia” en comparación con leones y osos.
En Inglaterra, la pena de aplastamiento se utilizaba como método de tortura. Los acusados que se negaban a declararse culpables eran condenados a esta práctica, ya que se creía que, bajo la suficiente presión, terminarían por confesar su culpabilidad.
La aplicación de la muerte por aplastamiento variaba según la región. Algunos casos implicaban la aplicación de peso continuo sobre el pecho de los sospechosos, provocando asfixia y la fractura de huesos que atravesaban la piel.