Durante Semana Santa el nombre de Judas Iscariote se vuelve a la actualidad e incluso aparece en algunas de las procesiones que presentan como escena el paso del ‘Prendimiento’.
Pese a su mala fama bíblica, poco se sabe de este personaje histórico,
Su historia es tan poco clara que, si bien muchos expertos creen que sí existió, algunos historiadores tienen claro que es ficticio.
Fue un Jueves Santo el momento que consideró el más adecuado para deshacerse de su maestro. Luego de cenar con sus compañeros en lo que después se conocería como la ‘Última Cena’, informó a los sacerdotes de que la persona a quién él besara era a la que debían prender.
Es cierto que a Jesús no le pilló de sorpresa la actitud de su seguidor. De hecho, en algunos pasajes del libro sagrado puede leerse cómo se lamenta de su deslealtad. Tras el malvado acto, poco después se arrepintió de su acción y quiso enmendar sus culpas devolviendo el dinero a los sacerdotes.
Sin embargo, el cargo de conciencia era tal que los textos sagrados cuentan cómo prefirió ahorcarse colgándose de un árbol antes que arrastrar su delito a lo largo de los años.
“Nadie ha logrado ubicar ninguna fuente de Judas independiente de las narraciones del Nuevo Testamento, por lo que muchos expertos reputados continúan sin creer en su realidad histórica“, explica Susan Gubar, profesora emérita de inglés en la Universidad de Indiana, en su libro ‘Judas’.
¿Fue un invento?
Los relatos de este personaje que se conservan en la Biblia se encuentran en los Evangelios de Marcos, Mateo, Lucas y Juan, así como en ‘Hechos de los Apóstoles’ y no dicen dónde o cuándo nació. Además, describen diferentes versiones de cómo murió.
Las historias dicen lo que todo el mundo sabe: que fue discípulo de Jesús y que lo traicionó. Todos los evangelios menos el de Juan especifican que señaló a Jesús besándolo cuando se acercó a la multitud. Así lo llevaron frente a Poncio Pilato, el gobernador romano de Judea, quien decidió que posteriormente fuera juzgado y crucificado.
Según el Evangelio de Judas, resulta que fue el propio Jesús quien le pidió a su discípulo que le entregara a las autoridades
Un texto recientemente traducido de hace 1.200 años escrito en copto, una lengua egipcia que usa el alfabeto griego, afirma que Judas usó un beso para traicionar a su líder porque Jesús tenía la capacidad de cambiar su apariencia. Así identificaría claramente a su maestro entre la multitud. Sin embargo, los otros textos no intentan explicar por qué lo hizo de esa manera.
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Pero el hijo de Dios ya sabía su final antes de su arresto. Juan afirma que Jesús se enfrentó a su discípulo y le dijo: “Lo que estás a punto de hacer, hazlo rápidamente”. Algunos lo describen como una persona en la que no confiar y en la que “Satanás” entró en algunos momentos. Afirman también que al ser tesorero y portar siempre la bolsa de dinero que el grupo compartía, a veces, también les robaba.
Existen dos versiones sobre su muerte. “Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.
Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: ‘No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: ‘Campo de sangre”, puede leerse en Mateo 27:3-8.
Un texto de hace 1.200 años escrito en copto afirma que Judas usó un beso porque Jesús tenía la capacidad de cambiar su apariencia
Sin embargo, en ‘Hechos de los Apóstoles’ se representa un final más dramático. Se asegura que utilizó el dinero para comprar un campo y que allí se rompió la cabeza. “Con el dinero que obtuvo por su crimen, Judas compró un terreno; allí cayó de cabeza, se reventó, y se le salieron las vísceras. Todos en Jerusalén se enteraron de ello, así que aquel campo fue llamado ‘Acéldama’, que en su propio idioma quiere decir ‘Campo de Sangre’, puede leerse en Hechos 1:18-19.
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Con información de El Confidencial