Porque la vida es lo más importante, hoy hablaré sobre los padres incubadores en la naturaleza.
En la reproducción sexual, después de la fecundación, vienen las crías, vivas o dentro de un huevo. En el caso de que sea dentro de un huevo (oviparismo) se requiere de incubación y cuidados, y si nacen vivas (viviparismo), se requiere al menos de una etapa de cuidados.
Esa incubación y/o cuidados pueden ser de forma uniparental y a cargo generalmente de la hembra o biparental, en donde participan también los padres a fin de lograr un costo energético sostenible para ambos y a favor de la sobrevivencia de las crías.
En más de 80% de las aves el cuidado es biparental y, salvo poner huevos, el padre puede hacer todo lo que una madre, y encargarse por entero de los polluelos. En algunas especies, como la grulla trompetera, (Grus americana) el macho y la hembra se turnan para empollar el huevo, y en otras como el chorlito llanero, el macho incuba la primera nidada, la hembra la segunda, el macho la tercera y así sucesivamente.
En cambio, los huevos del casuario (aves de la familia Casuariidae, que se distribuyen solo en Australia y Nueva Guinea), son empollados únicamente por el macho, lo mismo que los famosos pingüinos emperador (Aptenodytes forsteri); especie, endémica de la Antártida.
En estos pingüinos tras la puesta del huevo, las reservas alimenticias de la madre están agotadas, por lo que trasfiere el huevo al macho y ella vuelve al mar durante dos meses para alimentarse. En esos dos meses los pingüinos emperador renuncian al alimento y protegen a un único huevo durante toda la implacable temporada de invierno. Las hembras los ponen, pero quienes los incuban hasta que salen del cascarón son los padres.