Por Lorena Carega
Hablando de historia y otras cosas, ¿saben ustedes qué elemento cultural combina el arte, la inventiva y la tradición, con la cotidianeidad práctica e incluso la economía familiar?
Que tal, les saluda Lorena Careaga y hoy hablaremos de las artesanías mexicanas, reconocidas mundialmente como una forma artística que revela la riqueza cultural y las genuinas expresiones populares de nuestro país.
Existen en México numerosos y muy distintos tipos de artesanías, entre textiles, bordados, deshilados, cestería, dulces típicos, juguetes, joyería, talabartería, cerámica, vidrio soplado, platería, orfebrería, cantería, papel amate, papel maché, muebles, chaquira, hierro forjado, ónix y la madera en mil formas: pintada, tallada, laqueada, policromada.
Muchas de estas artesanías son tan antiguas como las civilizaciones mesoamericanas, otras pueden trazar sus orígenes a la era colonial, cuando los productos y las técnicas europeas se sumaron y mezclaron con las prácticas indígenas. Algunas más, como los alebrijes, son creaciones modernas. Pero todas participan de un proceso paradójico y continuo de conservación, transformación y reinvención. Y todas ellas combinan cuatro elementos clave: la imaginación y creatividad en la utilización de materiales tan diversos como la piedra, el barro, el hueso, los metales, el cobre, las telas, la cera, el vidrio, los guajes y el cartón, entre muchos otros; en segundo lugar, reflejan una variedad de costumbres, usos, tradiciones, mitos e incluso elementos místicos y religiosos que forman parte del bagaje histórico y cultural de los pueblos originarios; son también obras únicas, irrepetibles, que no se producen en serie, sino que cada una plasma la esencia e individualidad de quien la creó; y finalmente, todas combinan belleza y utilidad.
La mayoría de las artesanías surgen en el ambiente hogareño o en talleres improvisados adjuntos a la casa habitación, cuyos dueños tienen el conocimiento acerca del oficio que aprendieron de sus ancestros, intervienen con su propio trabajo aunque tengan ayudantes y aprendices, y utilizan el equipo y las herramientas que facilitan la labor, pero que, como bien apuntan los expertos, “no sustituyen a la mano diestra y amorosa en que se fundamenta un orgullo profesional de la capacidad artesanal para modificar, terminar y afinar los productos”.
Quizá lo más atractivo de la artesanía mexicana sea, además de su resiliencia a través del tiempo, su potencial para sorprendernos con formas y combinaciones inesperadas, su indiscutible originalidad.
Fuentes:
Novelo, Victoria (2004). La fuerza de trabajo artesanal en la industria mexicana. http://www.economia.unam.mx/amhe/memoria/simposio01/Victoria%20NOVELO.pdf
Novelo, Victoria (2002). Ser indio, artista y artesano en México. http://148.202.18.157/sitios/publicacionesite/pperiod/espiral/espiralpdf/Espiral%2025/165-178.pdf