Hablando de historia y otras cosas, ¿sabían ustedes cómo se llamaba inicialmente el ajedrez?
Que tal, les saluda Lorena Careaga y hoy hablaremos de algunas particularidades de este juego de ingenio, estrategia, conocimientos y destreza.
“Chaturanga”, palabra que se encuentre en los versos del poema épico hindú Mahabarata, describe la formación de combate entre dos ejércitos. Y quizá por esta razón, “chaturanga” era el nombre original del ajedrez, cuando fue inventado por los rajás del sur de la India en el siglo VI de nuestra era.
En un principio participaban cuatro jugadores, utilizando dados y un tablero de 64 cuadros como el que conocemos actualmente. Ya las piezas tenían distinta jerarquía de poder y el resultado final, es decir, la victoria o la derrota, dependía de lo que le ocurriera al Rey.
Sin embargo, la pieza estratégicamente más importante no era el Rey, sino el elefante, signo de fortaleza y capaz, en aquel entonces, de moverse libremente por todo el tablero. Los rajás conocían bien la invencible naturaleza del elefante y el invaluable rol táctico que jugaba en las batallas. Porque el ajedrez es la guerra. Fue inventado para estudiar y practicar estrategias de ataque y educar a la realeza en la lid bélica.
Chaturanga evolucionó para dar paso a “shatrani”, un ajedrez de dos jugadores, ya sin dados y con una nueva pieza importante: el consejero del Rey, que se convertiría en la Dama o Reina. Y en esta forma, el juego fue exportado de la India a China hacia el año 750 y luego, en el siglo XI, a Japón y Corea. Fueron los árabes quienes, a través de la expansión de su imperio, lo llevaron al norte de África, España y el resto de Europa, mientras que los vikingos se encargaron de difundirlo en Islandia e Inglaterra. El más antiguo registro de un juego de ajedrez data del siglo X, llevado a cabo en Bagdad entre un maestro musulmán y su alumno.
Y ¿qué fue del elefante? Sigue siendo la poderosa pieza que lleva su nombre en árabe: el Alfil.
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