En varias regiones de México, especialmente en comunidades rurales, aún persiste una creencia popular transmitida de generación en generación: que bañarse en Viernes Santo puede tener consecuencias sobrenaturales. La advertencia más conocida señala que quien se bañe ese día podría convertirse en pez, una idea que, aunque carece de base científica o religiosa, ha dejado huella en el imaginario colectivo.
El origen de esta superstición radica en la idea de que el agua es impura durante el Viernes Santo, ya que no hay quien la bendiga. Por ello, muchas personas se abstienen de nadar, bañarse o visitar ríos y playas como una forma de respeto por el luto que representa la muerte de Jesucristo.
La postura de la Iglesia y el sentido espiritual del día
Pese a estas creencias, la Iglesia Católica no prohíbe el uso del agua en Viernes Santo. Más bien, invita a los fieles a vivir la jornada con recogimiento, solemnidad y reflexión. Cualquier decisión adicional —como no bañarse— se entiende como una expresión personal de fe o una práctica cultural heredada.
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Durante la Semana Santa, especialmente en los días Jueves y Viernes Santo, millones de personas conmemoran la Pasión de Cristo, recordando momentos como la Última Cena, el Viacrucis, la crucifixión y la resurrección. La importancia de estos días ha dado lugar a múltiples tradiciones, tanto litúrgicas como populares.
Del ayuno al agua: contrastes con el Sábado de Gloria
En contraste con la restricción no oficial del agua en Viernes Santo, el Sábado de Gloria era conocido por la costumbre de mojar a los transeúntes como símbolo de purificación y renacimiento. Esta festividad, que solía vivirse con alegría en diversas ciudades mexicanas, ha sido prohibida en algunos lugares debido al desperdicio de agua.
Actualmente, lanzar agua en la vía pública puede generar multas, en el marco de campañas por el cuidado del medio ambiente. Sin embargo, el simbolismo del agua —ya sea temida o celebrada— continúa siendo una poderosa expresión de fe y cultura durante la Semana Santa.
Así, entre la tradición, la superstición y la devoción, la relación con el agua durante estos días sigue generando conversación y reflexión.
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