Un polémico incidente ocurrido durante la feria de Tizimín, Yucatán, ha generado indignación en redes sociales y entre organizaciones defensoras de animales.
Durante un evento en el ruedo, un vaquero utilizó una soga, normalmente empleada para capturar toros, para lazar a un perro. Según testigos, el jinete alegó que lo hizo para retirar al animal del ruedo y evitar que fuera embestido por un toro.
¿Vaquero sometió a un perrito?
A pesar de las justificaciones del jinete, defensores de los derechos animales han condenado el acto como un claro caso de maltrato animal. Especialistas en bienestar animal han señalado que la fuerza ejercida por un caballo en movimiento al arrastrar con una cuerda gruesa puede ser extremadamente peligrosa para un animal pequeño como un perro.
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“El uso de cuerdas diseñadas para toros en un animal tan frágil puede causar lesiones graves e innecesarias. No hay excusa válida para este tipo de trato”, explicaron representantes de grupos protectores de animales.
El incidente, presenciado por cientos de asistentes, ha desatado una oleada de críticas en redes sociales. Usuarios exigen que las autoridades locales investiguen el hecho y sancionen al responsable. Por su parte, organizaciones defensoras de animales han pedido al comité organizador de la feria que implemente medidas estrictas para prevenir este tipo de situaciones en el futuro.
Hasta el momento, el comité organizador de Tizimín no ha emitido un pronunciamiento oficial. Sin embargo, la controversia ha reavivado el debate sobre la necesidad de regular las actividades que involucran animales en ferias y celebraciones tradicionales.
Tradición sobre el bienestar animal
Este caso del vaquero pone nuevamente en el centro de atención la difícil tarea de equilibrar las tradiciones culturales con el respeto y la protección hacia los animales.
Mientras algunos defienden las costumbres de las fiestas del pueblo, otros insisten en que la modernización de estas prácticas es esencial para garantizar un trato ético hacia los animales.
La indignación pública y las demandas de justicia reflejan un cambio en la percepción social hacia el bienestar animal, dejando claro que las tradiciones no deben ser una excusa para justificar actos de crueldad.
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