Donald Trump ha reavivado el debate sobre comercio internacional al proponer medidas drásticas: gravar con aranceles del 100 % las películas producidas fuera de Estados Unidos e imponer nuevos impuestos a los muebles importados. Estas declaraciones, que generaron incertidumbre legal y preocupación entre cadenas globales de suministro, han llamado la atención mediática.
Propuesta sobre el cine y las reacciones
El 29 de septiembre, Trump utilizó su plataforma en la red social Truth Social para anunciar que su administración tenía previsto aplicar un gravamen del cien por ciento a todas las películas extranjeras que entren al mercado estadounidense. Según lo expresado, la industria cinematográfica habría sido desplazada del país por producciones de otros territorios, lo cual él considera un agravio. (El Economista)
De manera paralela, también sugirió que impondría aranceles “sustanciales” sobre muebles importados, argumentando que estados como Carolina del Norte han sufrido pérdidas en su industria mueblera ante la competencia exterior.
Detalles de las tarifas propuestas
En cuanto a los muebles, los planes que circulan contemplan tasas de hasta 25 % sobre muebles de madera, gabinetes de cocina y algunos muebles tapizados. Además, se habla de aplicar aranceles del 10 % en productos de madera y materias primas. No se descarta que algunos gravámenes puedan alcanzar incluso el 30 % o 50 % en ciertos bienes específicos a partir del próximo año.
Sin embargo, llevar a cabo un arancel del 100 % para las películas implica desafíos legales y técnicos, ya que muchas de ellas no ingresan como bienes físicos tradicionales, sino que circulan mediante servicios digitales o acuerdos internacionales. Algunos especialistas advierten que la legislación estadounidense prohíbe que el presidente imponga impuestos sobre “materiales informativos” —una categoría en la que podrían incluirse las películas— aunque la Casa Blanca no ha tomado decisiones finales al respecto.
Reacción del mundo cinematográfico
La propuesta generó críticas dentro de la industria del entretenimiento. Celebridades como George Clooney han señalado que sería más útil ofrecer incentivos fiscales para que las producciones se queden en EE. UU., advirtiendo que los aranceles aumentarían costos y podrían afectar negativamente tanto al público como a los creadores. En foros internacionales, figuras como Wes Anderson han ridiculizado la idea, mientras que el director de Bollywood Kabir Khan ha señalado que muchas películas estadounidenses ya se filman parcialmente en otros países, lo que haría que gravar todas las producciones externas tenga consecuencias imprevistas para el comercio cultural global.
Impacto previsto en el sector mueblero
Los anuncios sobre el sector mueblero generaron inquietud entre exportadores, en particular los de Asia. Algunas compañías con producción en Vietnam han decidido no mudarse a Estados Unidos a pesar de los aranceles proyectados del 25 % o más, confiando en que los consumidores asumirán el costo adicional.
Analistas advierten que estas tarifas podrían encarecer las viviendas nuevas, las remodelaciones y los muebles de uso cotidiano, lo que impactaría directamente al consumidor final. En algunos casos, ciertos productos especializados podrían quedar sujetos a tasas aún más altas.
¿Qué podemos esperar del futuro?
El argumento esgrimido por Trump para justificar estos aranceles descansa en la invocación de la sección 232, una disposición legal que permite gravámenes en nombre de la “seguridad nacional”, bajo la premisa de que las importaciones masivas debilitan la capacidad manufacturera interna y podrían poner en peligro infraestructuras esenciales.
No obstante, convertir estos anuncios en acciones concretas será un camino complejo. Algunas medidas arancelarias propuestas por Trump en el pasado fueron bloqueadas por fallos judiciales, que concluyeron que excedían su autoridad ejecutiva. Por ello, queda por verse si estas nuevas ideas avanzarán en proyectos legislativos, resistirán desafíos en tribunales o se transformarán en enfoques alternativos, como incentivos en lugar de tarifas.
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