Tlatelolco, en la Ciudad de México, tiene un pasado tan complejo y fascinante como Tenochtitlán. Entre sus lugares más visitados está La Plaza de las Tres Culturas.
Para conoce a fondo este destino, es preciso ahondar en su historia, la cual comienza en 1337. Solo 13 años después de la fundación de México-Tenochtitlán en 1324.
Un grupo de mexicas disidentes se separó de los gobernantes dominantes de Tenochtitlán. Fundaron México-Tlatelolco principalmente para poder continuar operando su mercado, el más activo y eventualmente el más grande del centro de México y América.
El nombre en su propio idioma, el náhuatl, podría traducirse como un “punto arenoso” o un “montículo redondo de arena”. El pueblo tlatelolca, como se les conoce, a veces se aliaba con Tenochtitlán durante los conflictos.
Permanecieron independientes hasta 1473, cuando Tenochtitlán volvió a someter a sus vecinos insurgentes del norte.
Pirámide de Tlatelolco
La pirámide o templo principal del pueblo pasó por seis fases diferentes de construcción. Pero el área quedó casi completamente absorbida dentro de Tenochtitlán, después de su victoria en 1473.
El cronista Bernal Díaz del Castillo dijo que los españoles “se asombraron de la cantidad de gente y mercadería que contenía, y del orden y control que se mantenía”.
Tlatelolco fue destruido casi por completo después de la caída de Tenochtitlán. Su templo, una pirámide hoy visible en la Plaza de las Tres Culturas, seguiría siendo un punto de referencia del área durante muchos años adelante.
Edificios importantes
Para 1533 se inauguró el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco como la primera institución de educación superior en América. Fue el centro más importante de las ciencias y las artes durante la primera mitad del siglo XVI.
Constituyó un establecimiento científico en el que se cultivó la medicina nahua y era la escuela de ciencias políticas en la que los hijos de los caciques se preparaban para gobernar los pueblos de indios.
Los indígenas del barrio construyeron el actual museo de Tecpan sobre las ruinas del antiguo palacio real de Tlatelolco y se convirtió en la sede del gobierno de los indígenas del periodo colonial temprano.
El pueblo tomó el control de las tierras recuperadas del lago de Texcoco. Aquí crearon la Hacienda de Santa Anna Aragón, ocupando la mayor parte del área de San Juan de Aragón de la ciudad.
Hallazgos importantes
Durante la invasión estadounidense de 1847, las trincheras defensivas, siendo excavadas de nuevo, revelaron numerosos hallazgos arqueológicos, incluidos restos humanos.
La mayoría de ellos fueron saqueados y perdidos. Luego, el área fue utilizada como zona de almacenamiento por las compañías navieras. A finales del siglo XIX, esto se había expandido hasta convertirse en una terminal ferroviaria gigante.
El Reclusorio Militar Santiago Tlatelolco estaba prácticamente rodeado, no solo por los patios ferroviarios, sino también por fosas comunes. Los muertos de la Revolución Mexicana y de innumerables plagas habían terminado aquí.
Recién en 1940 los arqueólogos se interesaron realmente por la zona. Cuando se iniciaron las obras del gigantesco Conjunto Habitacional Nonoalco-Tlatelolco en la década de los 60, se realizó un estudio sistemático del área.
Tlatelolco moderno
El Conjunto Urbano Presidente López Mateos, es el complejo de departamentos más grande de México. Fue construido con 102 edificios. En su momento, tuvo sus propias escuelas, hospitales, tiendas y más.
En términos generales, puede considerarse el resumen del experimento en proyectos masivos de vivienda social del siglo XX.
Facilitado por el Metro Tlatelolco, fue el principal escaparate de vivienda de su década. Reemplazó al enorme patio ferroviario central de la Ciudad de México y se convirtió en uno de los desarrollos habitacionales más famosos del mundo. Sigue siendo así hasta el día de hoy.
Otro hecho importantes es el Tratado de Tlatelolco de 1967, que estableció una zona libre de armas nucleares en toda América Latina y el Caribe. Ha sido firmado y ratificado por todos los países de la región.
La masacre
Solo un año después de este evento histórico, marcó el principio del fin del idealismo que alguna vez simbolizó el complejo urbano.
Los disturbios políticos en México (y en muchas naciones occidentales en ese momento) llegaron a un punto crítico cuando los Juegos Olímpicos de Verano se programaron para octubre. Estudiantes que ya llevaban meses protestando marcharon hasta la Plaza de las Tres Culturas.
El 2 de octubre de 1968, cientos fueron asesinados a tiros por militares y policías. Nunca se sabrá el número exacto, pero se estima que se dispararon quince mil balas y se han confirmado al menos 300 muertos y 700 heridos. Cinco mil manifestantes fueron arrestados.
La Ciudad de México nunca ha sido la misma y el evento aún se conmemora cada 2 de octubre.
Con información de México City