A principios de junio, autoridades ambientales mexicanas realizaron un operativo de gran impacto en el Recinto Estratégico del puerto de Ensenada (Baja California), gracias a una alerta crucial proporcionada por personal de la Secretaría de Marina (Semar). Fue entonces que integrantes de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), en coordinación con la Semar y el servicio de Aduanas, descubrieron un contenedor sospechoso que albergaba 135 costales cargados con lo que parecía ser aletas de tiburón.
Al proceder a la inspección del cargamento, procedieron a vaciarlo, pesar su contenido y clasificar las aletas por especie. En total, se logró incautar la asombrosa cifra de 2 433 kilogramos de este producto marino. Entre ellas, se identificaron 1 282.35 kg procedentes de especies diversas de tiburones y rayas, así como prácticamente 150 kg de tiburón toro (Carcharhinus leucas), alrededor de 317 kg de tiburón martillo común (Sphyrna lewini) y aproximadamente 682 kg de tiburón sedoso o tiburón piloto (Carcharhinus falciformis). Lo alarmante es que el lote también incluía aletas de ejemplares juveniles e incluso neonatos, lo que revela una fuerte presión sobre las poblaciones reproductivas.
Normativa y regulaciones implicadas
Este decomiso adquiere mayor relevancia cuando se considera que la Norma Oficial Mexicana NOM‑029‑PESC‑2006 prohíbe explícitamente el aprovechamiento exclusivo de aletas de tiburón, una práctica asociada con el fin‑flotaje y considerada insostenible. Además, las tres especies señaladas—tiburón toro, martillo común y sedoso—están sujetas a regulaciones internacionales bajo la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), ya que aparecen listadas en el Apéndice II. Esto significa que su comercio debe ser cuidadosamente controlado para evitar que ponga en riesgo la continuidad de sus poblaciones silvestres.
Según la propia Profepa, el cargamento decomisado tenía como destino principal Shanghai, China, lo que indica que se trataba de una exportación para el mercado internacional. Este destino apunta a redes de comercio transnacional que operan con especies protegidas, utilizando puertos clave para mover grandes cantidades de productos derivados de fauna marina.
Se trata de uno de los mayores decomisos de aletas de tiburón jamás registrados en México, lo que lo hace histórico y de gran relevancia para la conservación de estas especies. El operativo demuestra la capacidad operativa conjunta entre distintas instituciones gubernamentales: la coordinación entre la Marina, la Aduana y Profepa fue esencial para lograr este resultado.
¿Por qué es tan grave este tipo de decomisos?
- Amenaza para especies vitales: El tiburón toro, el martillo común y el tiburón sedoso son especies que, además de su valor ecológico, enfrentan una fuerte presión por la demanda de sus aletas.
- Captura de juveniles: El hallazgo de aletas de ejemplares jóvenes y neonatos es especialmente preocupante, pues atender a la clase reproductiva debilita la capacidad de regeneración de las poblaciones.
- Comercio insostenible: El envío internacional hacia países que demandan este tipo de producto refuerza la urgencia de acciones contundentes para frenar este tráfico ilegal.
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