A 80 años del Día D, el mundo recuerda con solemnidad la valentía y el coraje de los hombres que desembarcaron en las playas de Normandía el 6 de junio de 1944. Esa heroica jornada marcó un giro decisivo en la Segunda Guerra Mundial contra el régimen de Adolf Hitler. Sin embargo, detrás de este acontecimiento histórico yace una contribución poco conocida pero crucial: la operación de engaño que confundió a los nazis sobre las verdaderas intenciones de los Aliados.
Cuando los desembarcos en Normandía comenzaron, los alemanes fueron tomados por sorpresa y enviaron refuerzos rápidamente desde otras partes de Francia. Sin embargo, lo crucial fue que el Ejército 15 alemán continuó en Pas-de-Calais, esperando una invasión mayor que nunca llegó. Esto permitió a los aliados luchar con menos oposición en Normandía durante seis semanas esenciales, contribuyendo sustancialmente al fracaso de las fuerzas nazis.
El engaño no solo se limitó a aspectos físicos, sino también psicológicos y estratégicos, atrapando a más de 150.000 tropas alemanas lejos del verdadero teatro de operaciones. La ingeniosa maniobra militar y la colaboración de diferentes sectores subraya la importancia de la creatividad y el engaño en complejas operaciones bélicas.
Qué fue la Operación Fortitude
Operación Fortitude fue la clave del éxito para ponerle fin al plan Nazi. Desde el otoño de 1940, el Coronel John Turner comenzó a construir aeródromos falsos para engañar a la Luftwaffe sobre el tamaño de las defensas aéreas británicas. Este esfuerzo se intensificó durante los preparativos del Día D. A pesar de la oposición del Air Marshall Sir Hugh Dowding, quien priorizaba recursos reales sobre decoys, el Ministerio del Aire alentó a Turner a seguir adelante.
Un aspecto crucial del engaño fue la colaboración con la industria cinematográfica. Norman Loudon, un empresario escocés, puso a disposición del esfuerzo bélico su estudio cinematográfico en Shepperton, donde técnicos crearon aviones falsos a una fracción del costo original. Loudon y sus técnicos, experimentados en construir escenarios artificiales, asumieron la tarea de fabricar 50 dummies Wellington y 100 Blenheim para confundir al enemigo desde el aire.
Paralelamente, en El Cairo, el ejército británico formó la A-Force bajo el mando del Teniente Coronel Dudley Clarke. Clarke, conocido por su habilidad para entrar en una habitación sin ser notado, desarrolló técnicas de engaño empleadas en la guerra del desierto en Egipto y Libia. Una de sus estrategias más notables en la batalla de El Alamein (octubre de 1942) incluyó la creación de divisiones ficticias. Engañó a los italianos al inventar una brigada de paracaidistas inexistente y a los alemanes con tanques de mentira que obligaron a mover sus fuerzas a ubicaciones equivocadas.
Durante los preparativos del Día D, el General Montgomery, al frente del 21º Grupo de Ejércitos, y su jefe de engaño, el Teniente Coronel David Strangeways, implementaron un plan para hacer creer a los alemanes que la invasión sería en Pas-de-Calais. Empleando a los técnicos de Shepperton, crearon el Primer Grupo de Ejércitos de EEUU (FUSAG), una formación completamente ficticia compuesta de tanques inflables y lanchas de desembarco falsas. El General George S. Patton fue nombrado para comandar esta falsa formación, aportando su fama y carisma al engaño.
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El uso de doble agentes jugó un papel esencial. Espías alemanes convertidos por el MI5 enviaron información falsa de tal manera que la inteligencia alemana calculó erróneamente que 79 divisiones aliadas estaban reunidas en el Reino Unido. En realidad, eran solo 52. A través de señales falsas y la creación de una gran cantidad de tráfico de radio, lograron mantener distraída a la inteligencia nazi.
Las tácticas de engaño fueron variadas: fabricaron depósitos de combustible falsos, diseñados para parecer reales desde aviones de reconocimiento a 6,000 metros (20,000 pies) de altura. También, divertidas anécdotas como la de las lanchas de desembarco falsas que necesitaban ser enderezadas por el regimiento de Worcestershire debido su tendencia a volcarse con el viento fuerte, muestran la creatividad y la persistencia detrás de la operación.
La Operación Fortitude no solo allanó el camino para el éxito del Día D, sino que también demostró el poder de la guerra psicológica y el engaño estratégico. La operación es considerada hoy en día como un ejemplo magistral de planificación y ejecución en el arte de la guerra.
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Con información de Infobae