Nuestra salud y el cambio climático

Otro es el caso sin embargo, de las enfermedades transmitidas por insectos, ya que estas si pueden ser mortales.

Porque la vida es los más importante, hoy hablaré sobre nuestra salud y el cambio climático.

¿Qué nos evoca cuando escuchamos hablar de Cambio Climático?, en general se cree que es sólo en el aumento de la temperatura, huracanes, sequías, y el deshielo de los polos… y como si de algo lejano que afecta al planeta, pero no pensamos en las afectaciones directas a nuestra persona y salud aquí y ahora.

Por ejemplo, como efecto del aumento de la temperatura promedio y las oleadas de calor, se desarrollan y agravan los cuadros de alergias al polen, ya que se incrementa el tiempo de floración en las plantas, y con eso el tiempo de permanencia,  producción y de concentración de granos de polen en el aire. Las alergias son muy molestas y disminuyen la calidad de vida de una persona, pero bien atendidas no pasan a mayores.

Otro es el caso sin embargo, de las enfermedades transmitidas por insectos, ya que estas si pueden ser mortales;  como es el caso de: el virus del Nilo, el Chikungunya, la fiebre del Valle del Rift, la enfermedad de Chagas, el paludismo o malaria  y el más conocido por nosotros: el dengue. Cada vez con más frecuencia sabemos de casos de dengue en personas que viven en lugares en donde no se presentaba o incluso ni siquiera se conocía  Esto se debe a que con el calentamiento global, la banda de clima tropical en el planeta (tradicionalmente ubicada entre los trópicos de cáncer y capricornio) se está ensanchando hacia las zonas templadas, a esto se le denomina “Tropicalización del planeta”. Con ello, las especies se están REDISTRIBUYENDO, como es el caso –entre muchos otros- de los mosquitos transmisores de enfermedades como dengue.

En los sitios ya de por si tropicales las incidencias de dengue se han elevado de forma alarmante. Las fumigaciones masivas NO SON LA SOLUCIÓN, ya que introducen una gran cantidad de toxinas al aire, a las que a nosotros mismos somos susceptibles, y además disminuyen  las demás poblaciones de  especies de insectos benéficos, como los polinizadores, lo que constituye además del grave desequilibrio ecológico una amenaza a la producción de alimentos.

 

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