El universo volvió a sorprender con una de sus postales más espectaculares. El telescopio Gemini South Telescope, operado por NOIRLab en Chile, captó una nueva imagen de la Nebulosa de la Mariposa (NGC 6302), una de las estructuras cósmicas más llamativas de la Vía Láctea. La fotografía, tomada el mes pasado, forma parte de la celebración por los 25 años del observatorio y fue seleccionada por estudiantes chilenos como parte de un proyecto de divulgación astronómica.
La imagen muestra con gran detalle los dos enormes lóbulos de gas y polvo que se expanden en direcciones opuestas, generando la silueta que recuerda a una mariposa extendiendo sus alas. En el centro de la formación se encuentra una estrella remanente, una enana blanca extremadamente caliente, cuya radiación ioniza el material circundante y produce el resplandor que hace tan distintiva a esta nebulosa.
Ubicada entre 2,500 y 3,800 años-luz de la Tierra, la Nebulosa de la Mariposa pertenece a la constelación de Escorpio y es considerada uno de los ejemplos más fascinantes de nebulosas planetarias bipolares. Su compleja forma y su brillo intenso la han convertido en un objeto recurrente para la investigación astronómica y la divulgación científica.
¿Qué es la Nebulosa de la Mariposa y por qué destaca?
NGC 6302 es una nebulosa planetaria bipolar, formada cuando una estrella de masa intermedia, similar al Sol pero más grande, expulsó violentamente sus capas externas al final de su vida.
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A diferencia de la apariencia redondeada de otras nebulosas, esta expulsión canalizada originó dos alas alargadas, producto de la interacción entre el material eyectado y un denso anillo de gas y polvo que rodea la región central.
La estrella responsable de este fenómeno se transformó en una enana blanca con temperaturas que pueden alcanzar cientos de miles de grados Celsius. Su energía no solo ilumina el gas expulsado, sino que también favorece la formación de partículas minerales e incluso estructuras cristalinas. Estos componentes enriquecen el medio interstelar y, eventualmente, podrían convertirse en materia prima para futuras estrellas y sistemas planetarios.
Un vistazo científico y social
La nueva imagen no solo aporta belleza visual: también ofrece a los astrónomos información clave sobre cómo las estrellas moribundas pierden masa y cómo se moldean las nebulosas planetarias. Analizar la distribución del gas, su composición química y las variaciones térmicas permite reconstruir las últimas etapas del ciclo estelar.
Además, el hecho de que estudiantes hayan elegido esta imagen subraya el valor de la divulgación científica y el impacto social de la astronomía. Acercar estas maravillas cósmicas a las nuevas generaciones impulsa la curiosidad y fortalece el vínculo entre la humanidad y el universo.
La Nebulosa de la Mariposa es un símbolo del ciclo de vida estelar: belleza, destrucción y renacimiento. Aunque su brillo es temporal —pues la fase de nebulosa planetaria dura apenas unos miles de años— su legado permanece en el material enriquecido que deja atrás, capaz de convertirse algún día en nuevas estrellas, planetas y quizás en futuros mundos.
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