Narges Mohammadi, una activista iraní de derechos humanos encarcelada, recibió el Premio Nobel de la Paz 2023 por su papel en la lucha por los derechos de las mujeres en su país de origen.
Mohammadi pudo pasar de contrabando un artículo de opinión para el New York Times el mes pasado sobre las protestas en Irán.
“Lo que quizás el gobierno no entienda es que cuanto más nos encierran, más fuertes nos volvemos… El régimen parece estar propagando intencionadamente una cultura de violencia contra las mujeres”, escribió. “Sin embargo, no podrá intimidarlos ni frenarlos. Las mujeres no nos rendiremos”.
El premio a Mohammadi llega al calor de un amplio movimiento de protesta en la República Islámica tras la muerte bajo custodia policial, hace un año, de Mahsa Amini.
La joven iraní había sido detenida por vulnerar presuntamente el estricto código de vestimenta para las mujeres, que impone cubrirse la cabeza con un velo y lleva ropa discreta.
Mohammadi, de 51 años, ha dedicado su vida a defender los derechos humanos en su país, oponiéndose al velo obligatorio o a la pena de muerte y siendo repetidamente detenida y encarcelada por ello desde hace 22 años, cuando fue detenida por primera vez.
Tras el anuncio, la ONU y el comité Nobel instaron a Irán a liberar a Mohammadi, actualmente encarcelada en la prisión de Evin, en Teherán, donde según Reporteros Sin Fronteras es objeto de “un hostigamiento judicial y policial para silenciarla”.
Esta activista y periodista es además vicepresidenta del Centro de Defensores de los Derechos Humanos, fundado por la también Premio Nobel de la Paz iraní Shirin Ebadi, que lucha entre otras causas por la abolición de la pena de muerte.