Por primera vez en la historia, 500 mariposas Monarca emprendieron su tradicional viaje desde Canadá y Estados Unidos hacia los bosques de oyamel del Estado de México y Michoacán con un diminuto transmisor adherido a su cuerpo. El dispositivo, que pesa apenas 60 miligramos —lo mismo que un grano de arroz—, permitirá a los científicos seguir con precisión su recorrido y obtener datos inéditos sobre una de las migraciones más admiradas del planeta.
Esta innovación forma parte del Proyecto Colaboración Monarca, una iniciativa internacional dedicada a estudiar a fondo la travesía de esta especie emblemática. Con la ayuda de los transmisores, los investigadores podrán identificar las rutas exactas que siguen las mariposas, los sitios donde descansan y las amenazas naturales o humanas que enfrentan durante su trayecto.
Tecnología para proteger el vuelo de las mariposas monarca
Los sensores, de entre cinco y ocho centímetros de largo, operan mediante energía solar y conexión Bluetooth. Su señal puede rastrearse gracias a una red de torres y estaciones de monitoreo distribuidas por todo el continente.
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Este avance representa un paso decisivo para la ciencia ambiental, al ofrecer información precisa sobre las condiciones que influyen en la supervivencia de las Monarca.
El objetivo del proyecto no solo es comprender mejor este fenómeno migratorio, sino también generar políticas públicas y estrategias de conservación con base en datos reales. Los especialistas esperan que los resultados impulsen nuevas investigaciones, refuercen las acciones de protección de los santuarios en México y fomenten la cooperación internacional para preservar los ecosistemas que la especie necesita para sobrevivir.
Ciencia y ciudadanía unidas por la Monarca
Como parte del programa, se lanzó una aplicación gratuita que permite al público participar en el seguimiento. A través de ella, cualquier persona puede registrar observaciones sobre el paso de las mariposas en distintas regiones, aportando datos valiosos que se suman al monitoreo científico.
Gracias a esta colaboración entre tecnología, ciencia y ciudadanía, los expertos confían en que pronto se podrá descifrar con mayor detalle el misterio detrás del vuelo de las Monarca, reforzando la conciencia sobre la importancia de proteger los bosques que cada año las reciben tras su asombroso viaje migratorio de más de 4,000 kilómetros.

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