Después de décadas de dedicación y esfuerzo en sus trabajos en todo México, más de 33 mil adultos mayores se ven obligados a continuar trabajando de manera informal para asegurarse un sustento diario, debido a la falta de ingresos suficientes o la ausencia de una pensión.
Adultos mayores de México trabajan para subsistir
Las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que, aunque más de 11 mil personas mayores de 65 años trabajan en empleos formales, la mayoría de los abuelitos se encuentran en situaciones de informalidad laboral, con un total de 33,734.
La vida después de la jubilación no resulta tranquila para muchos adultos mayores, ya que algunos cuentan con una pensión que apenas cubre sus necesidades básicas, mientras que otros no tienen esta opción y se ven en la necesidad de encontrar alternativas para generar ingresos. Actividades como empacar productos en supermercados, ventas callejeras y otros trabajos informales se han convertido en la vía para asegurar el sustento necesario.
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Victorina López, una mujer de 68 años que trabaja como empacadora en un supermercado, comparte su experiencia. Aunque ya ha tramitado su pensión del bienestar, continúa trabajando para poder costear su alimentación y gastos de vivienda. Aunque su situación no es única, ella valora la independencia y fortaleza que siente al mantenerse activa y generando ingresos por su cuenta.
En México, la realidad de los adultos mayores en el mercado laboral es preocupante. Según datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), hasta el año 2020, el 63.5% de los adultos mayores de 65 años buscaban empleo debido a su situación de pobreza. Un alarmante 44.6% de estas personas se encuentran en trabajos que les proporcionan ingresos insuficientes para vivir dignamente. A pesar de las limitaciones de salud o movilidad, su necesidad de cubrir sus necesidades básicas los motiva a continuar trabajando.
Uno de los desafíos principales que enfrentan los adultos mayores al buscar empleo es la preferencia de los trabajadores por contratar a personas más jóvenes. Esto crea una barrera adicional para los abuelitos que desean mantenerse activos y productivos.
Además de la preferencia por la juventud, la informalidad laboral se convierte en un obstáculo para los adultos mayores en México. Esta situación dificulta su acceso a pensiones contributivas y facilidades de ahorro para la vejez. Muchos se ven forzados a depender económicamente de terceros o del apoyo gubernamental para poder subsistir.
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El caso de los abuelitos que trabajan de manera informal para garantizar su sustento diario es un reflejo de las brechas y desafíos que enfrenta la población de adultos mayores en el país. Las para mejorar las condiciones laborales y el acceso a una jubilación digna para esta población se presentan como imperativas en un panorama donde la vejez no siempre es sinónimo de medidas de tranquilidad económica.