Lejos de la selva maya donde aprendieron a acampar, lejos del sonido del silbato que llamaba a formación de filas, exscouts, dirigentes y fundadores de los primeros grupos de Cancún, se reunieron en la Biblioteca Nacional de la Crónica para revivir un sinfín de anécdotas y compartir sus memorias sobre el origen del escultismo en la ciudad.
#Cancún 👦🏻🏅“Los niños de la selva: memorias scouts del primer Cancún”
Lejos de la selva virgen donde aprendieron a acampar, del sonido del silbato que rompía para tirarse al suelo y de las risas entre juegos y fogatas, exscouts, dirigentes y fundadores de los primeros grupos… pic.twitter.com/8KNoEFUbOv
— Verás News 📰📻 (@VerasNews) August 1, 2025
La actividad fue parte del ciclo El Primer Cancún, una serie de conversatorios organizados por las asociaciones hermanas Pioneros y Fundadores de Cancún en la Biblioteca Nacional para recuperar la historia oral en voz de sus protagonistas.
“Esto es un acto de rescate, de reconstrucción colectiva, de ponerle voz a la historia oral de Cancún en labios de quienes la vivieron,” señaló el cronista Fernando Martí, anfitrión del evento.
Victor García compartió imágenes de los primeros campamentos scouts en zonas hoy completamente urbanizadas: Puerto Cancún, la Ruta de los Cenotes, el CREA, Plaza Las Américas y las playas de la zona hotelera.
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Cada fotografía traía consigo una anécdota: un campamento de supervivencia, una balseada desbordada por una tormenta, un desfile bajo la lluvia por la Avenida Tulum, con los lobatos marchando orgullosos, una promesa scout hecha bajo un zapote en flor, el recuerdo del Grupo 1 en Punta Sam, las excursiones en ADO y la construcción incipiente del Instituto Cancún de La Salle.
En medio de las imágenes, surgió un nombre con especial reverencia: Fausto Tavera, pionero del Grupo 1 y fundador del Grupo 2, figura central del escultismo cancunense. A su alrededor, generaciones aprendieron a hacer nudos, encender fogatas y orientarse, no solo en la selva, sino en la vida.
Cuando un “no” se convirtió en legado
Durante el conversatorio, Pedro Solís, fundador y jefe del Grupo 1, compartió el inicio del escultismo en esta ciudad a la que llegó después de fundar el grupo de scouts marinos en Mérida.
“Todo empezó con un ‘no’. Ya estaba casado, con hijo y trabajo. Pensé que en Cancún, mi etapa como scout había quedado atrás.”
Pero su primo, Giovanni Rodríguez, un niño de 12 años recién llegado de Mérida, tenía otras ideas. Extrañaba los campamentos y las aventuras de su ciudad natal. Cada tarde esperaba a Pedro a su regreso de los tours turísticos para hablarle de scouts.
Para librarse del insistente Giovanni, Pedro le lanzó un reto:
—Si me traes a 15 muchachos, formamos una tropa.
Al día siguiente, Giovanni regresó con los 15.
Así nació el Grupo 1 de Scouts de Cancún. La primera reunión fue en el parque de Las Palapas. Pedro llegó tarde. Pero cuando Giovanni lo vio llegar con su uniforme, no pudo evitar las lágrimas:
“Era como ver a un héroe de carne y hueso,” recordó conmovido.
Con el tiempo, Pedro tuvo que ausentarse por trabajo. Entonces, cuatro jóvenes scouts tomaron las riendas: Ulises Orestes, Fausto Tavera, Marcos Alias “El Canalla”, y Jorge Hernández “Espagueti” . Sin adultos, pero con una responsabilidad aprendida en círculos de tierra, mantuvieron viva la tropa.
Pedro Solís explicó que un 20 de noviembre de 1976, durante el desfile conmemorativo de la Revolución Mexicana, la comunidad local supo por primera vez que existía un grupo scout en Cancún.
Expuso que en aquella ocasión, los muchachos de la ETI querían lucir el uniforme scout pero no los dejó el director, en cambio, les autorizó portar el uniforme scout luego de desfilar con el uniforme escolar y así lo hicieron. En los autos de sus padres que los esperaban, los exploradores se cambiaron el uniforme y en la Avenida Uxmal, el fotógrafo Sergio Guemez les tomó la fotografía oficial.
En su oportunidad, el Jefe actual de grupo 1 recordó que la fecha oficial que consideran como nacimiento del movimiento scout de Cancún es 12 de noviembre de 1976.
Pedro Solís narró que los dirigentes se “brincaron las trancas” para formar la tropa femenil porque no obtuvieron autorización.
Chary Loya, dirigente y testigo de la integración del grupo femenil, relató cómo las niñas se sumaron de forma natural: hermanas, primas y amigas que al principio compartían patrullas mixtas. Jugaban, competían y acampaban igual.
Con el tiempo, nacieron patrullas exclusivamente femeninas, como Pandas (liderada por Alejandra Carrillo, María Betancourt y Victoria García. De esas patrullas surgirían jefas de manada, dirigentes y formadoras de generaciones.
“Todos coincidimos en algo,” dijo una de ellas. “El escultismo nunca se deja del todo. Una vez que haces una promesa bajo el cielo estrellado de la selva, una parte de ti se queda ahí para siempre.”
Pedro y Giovanni compartieron que en 1976 o 1977, los scouts marinos de Cancún acudieron a un evento en Mérida, a nivel provincia. En el lugar había astas para las banderas pero el grupo de Cancún no tenía aún bandera. Preocupados porque al momento de izarlas no tendrían una e idearon una con una toalla y una playera blanca a la que le recortaron el logo de Cancún.
Cuando se izaron todas las banderas de color verde, la más bonita era la de Cancún. Nadie imaginaba que era en realidad una toalla hecha con un pedazo de playera.
En uno de los momentos más emotivos de la noche, Carlos Bazán pidió como gesto simbólico: “unas hojas de té” por todos los scouts que “ya están en el cielo”. La Biblioteca retumbó con palmadas cargadas de memoria y gratitud.
Al final del evento, Rosario González (presidenta de Pioneros de Cancún) y Macarena Carretero (presidenta de Fundadores) entregaron reconocimientos a los panelistas y un homenaje póstumo al ingeniero Armando Castillo, también fundador del escultismo en la ciudad.
Las anécdotas del conversatorio formarán parte del libro El Primer Cancún, proyecto editorial que documenta la historia oral de la ciudad desde la experiencia de sus pioneros.
Al referise al significado de la pañoleta, Pedro Solís mencionó que ésta era de color blanco que simboliza las playas de Cancún y el resto de colores hace referencia a los colores del logotipo de Cancún, que representan el sol, el mar y la arena. Más tarde le agregaron un ancla para recordar que el primer grupo de scouts fue de marinos.
Entre el público, Tiziana Roma recordó los campamentos en Xcalacoco y Chemuyil, ya fuera a la orilla del mar o en algún rancho, donde alguna vez una niña terminó completamente llena de garrapatas. También recordó, entre risas, los peculiares castigos como los tradicionales “baños de cabus” a base de menjurjes asquerosos, por no cumplir retos como soportar tres días sin bañarse.
Para Laura Rojo ser scout forjó el carácter de los niños de la selva porque a pesar de adversidades aprendieron a salir adelante y realizar labores como cocinar en las peores condiciones.
Mientras Cancún se prepara para conmemorar los 50 años del movimiento scout, las historias regresan. Regresa también esa certeza silenciosa de que, en algún rincón de esta ciudad, todavía hay un niño con pañoleta al cuello que sueña con cambiar el mundo.
Esto es ser scout. Así se siente.
Porque quien alguna vez lo prueba… nunca lo deja.
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