Hablando de historia y otras cosas, ¿sabían ustedes que entre los viajeros que recorrieron Yucatán en el siglo XIX se encuentran dos científicos rusos, uno de ellos considerado como el padre de los estudios climatológicos?
Qué tal, les saluda Lorena Careaga, y hoy hablaremos de la imagen que sobre México y en particular sobre Yucatán, fueron conformando, en la mentalidad rusa, sus relatos de viaje y artículos periodísticos.}
Cientificos rusos
Son contados los viajeros rusos que arribaron a nuestro país antes de 1890, cuando México y la Rusia zarista establecieran relaciones diplomáticas. Su visión es distinta a la de los demás extranjeros pues refleja tanto simpatía como empatía profundas y una rara comprensión de las circunstancias, la historia y la realidad social de nuestro país.
No se sintieron ajenos ni fuera de lugar, no se escandalizaron por aquellas cosas que el resto de los visitantes consideraba raras, desagradables, frustrantes y hasta repudiables.
No les extrañó la coexistencia de la riqueza privilegiada y la extrema pobreza, ni la profunda devoción católica ni el poder de la Iglesia, como tampoco les importó la supuesta ineficiencia de los mexicanos o su muy criticada pereza. Sus ensayos fueron publicados en algunos de los periódicos más leídos e influyentes de Rusia; y fuera de unas cuantas obras traducidas, para los rusos no había otras fuentes de información sobre México que estos textos.
Climatólogo
El distinguido académico y climatólogo Aleksandr Ivanovich Voeikov, recorrió en 1874 América Central, incluyendo Yucatán y varios poblados de la zona cafetalera de Chiapas, como parte de una expedición alrededor del mundo, cuyo propósito era observar la compleja interacción entre el clima y la naturaleza.
Etnólogo
Diecinueve años después, el geógrafo y etnógrafo Serafim Keropovich Patkanov narró aquellos aspectos de la vida yucateca que le resultaron más interesantes. Poner un pie en Yucatán – decía – y no visitar las antiguas ciudades mayas, equivalía a recorrer Egipto sin ver las pirámides. Sin embargo, viajar por la península resultaba mucho más peligroso, pues había que lidiar con el calor, evadir toda suerte de alimañas y estar preparado para las imprevisibles aventuras del trópico.
Para delicia de sus lectores, Patkanov se convirtió en el primer ruso en experimentar de primera mano tales lances y describir, entre otras muchas cosas, los vestigios pétreos y las costumbres de los yucatecos, la pobreza agrícola en contraste con las grandes extensiones del henequén, la aburrida existencia que llevaban las mujeres de las clases altas y la situación de los mayas en las haciendas. Yucatán era fascinante histórica y arqueológicamente, escribió, pero su pobreza era angustiante y muy poco podía hacerse para combatirla.
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