La tauromaquia y sus orígenes en la antigua Grecia

Creta fue la cuna del arte de lidiar al toro.

La tauromaquia y sus orígenes en la antigua Grecia

La tauromaquia y sus orígenes en la antigua Grecia

Hablando de historia y otras cosas, ¿sabían ustedes que la leyenda de Teseo y el Minotauro tiene mucho de verdad histórica?

Qué tal, les saluda Lorena Careaga, y hoy hablaremos del origen, en la antigua Grecia, de la tauromaquia.

Cuenta la leyenda que, cada nueve años, la ciudad de Atenas debía enviar a la isla de Creta siete mancebos y siete doncellas como tributo al rey Minos, los cuales eran introducidos en un laberinto para servir de alimento al Minotauro, una bestia mitad hombre y mitad toro que vivía en aquellos interminables y oscuros pasillos subterráneos.

Llegó el día en que tocó su turno a Teseo, quien, con una espada y una madeja de hilo tejido por Ariadna, se adentró en el laberinto hasta escuchar el retumbar de las pezuñas del Minotauro y su rugido pavoroso. Enfrentándose a él, le clavó la espada en el pecho, y gracias a que había amarrado el extremo del hilo a la entrada del laberinto, Teseo logró salir de aquel siniestro lugar.

Este episodio de la mitología griega cobró vida súbitamente a partir de 1878 al descubrirse, en la isla de Creta, las ruinas del palacio de Cnosos: un vasto edificio de pasillos, escaleras y más de mil habitaciones, decoradas con el símbolo de la doble hacha o “labrys” y murales de toros de todos tamaños y colores.

Hoy sabemos que Creta fue la cuna del arte de lidiar al toro, que luego, a través de los siglos, llegó a otros lugares de Europa como España y Portugal. En sus orígenes, sin embargo, era un verdadero juego sagrado de vida o muerte, en el que hombres y mujeres se paraban frente al toro, bailaban para él, y cuando éste embestía, lo tomaban por los cuernos, aprovechaban el impulso del animal para saltar sobre su cabeza, aterrizar sobre el lomo y, con una voltereta en el aire, caer en los brazos de sus compañeros. Luego esperaban nuevamente su turno para continuar esta fascinante y peligrosa danza: la taurocatarsis, es decir, “el salto del toro”.

 

Sigamos en contacto vía Twitter, en @lorenacaracol. Hasta la próxima.

 

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