La paradoja del amor

La paradoja del amor

Hablando de historia y otras cosas, todos sabemos que la literatura está llena de referencias al amor. ¿Cómo podría ser de otra forma? Pero ¿sabían ustedes que la mayoría de los poetas, dramaturgos y escritores, tanto hombres como mujeres, lo han definido como el sentimiento más paradójico y contradictorio?

Amor

Que tal, les saluda Lorena Careaga y hoy hablaremos de ese sentimiento tan sutil como intenso, tan escurridizo como omnipresente, que se encuentra en el centro mismo de la existencia humana.

El amor no tiene significado propio, pero le da un significado particular a cada situación. Cualquier cosa que se diga al respecto es probablemente cierta, y lo contrario también será verdad. Shakespeare nos dice que el amor es cómico, apasionado, asqueroso o ennoblecedor, según de cual de sus obras se trate. Ovidio asume que todos quieren amar y ser amados, y luego liberarse de todo ese caos. Octavio Paz se refiere al amor como “ese sentimiento extraño que es simultáneamente una atracción fatal y una libre elección”.

Para Quevedo, es “hielo abrasador y fuego helado, una libertad encarcelada y una enfermedad que crece si es curada”, mientras que en un famoso soneto, Lope de Vega dice que es “olvidar el provecho, amar el daño; creer que un cielo en un infierno cabe; dar la vida y el alma a un desengaño”. Además, no es el único que compara al amor con “beber veneno por licor suave”. También Henry David Thoreau dijo que, ya que es tóxico, “no hay remedio para el amor sino amar más”. Virgilio es contundente: “el amor todo lo vence”. Y para Sor Juana: “Al que ingrato me deja, busco amante;
al que amante me sigue, dejo ingrata”.

Lo más interesante, sin embargo, es la continuidad en el tiempo de nuestra idea del amor. ¿Dónde y cómo surge? Una de sus primeras apariciones se encuentra en “Eros y Psique”, ese delicioso episodio de la mitología griega en el que una princesa se enamora de un dios y tiene que vérselas con el rencor amargo de la suegra, nada menos que la diosa Venus. Pero es en el mundo helénico, etapa de la historia enmarcada entre la muerte de Alejandro Magno, en 323, y el suicidio de Cleopatra, en 31 antes de Cristo donde nos topamos con el primer poema de amor, escrito en Alejandría: punto de partida de multitud de obras en las que el amor, los amantes, el gozo, el sufrimiento y todas sus contradicciones juegan el papel principal.

Sigamos en contacto vía Twitter, en @lorenacaracol. Hasta la próxima.

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