Hablando de historia y otras cosas, ¿sabían ustedes que en Cozumel se dieron por vez primera notables acontecimientos en el devenir de México, como fue el encuentro entre el mundo europeo y el mundo indígena?
Si bien a Francisco Hernández de Córdova le corresponde el honor de haber iniciado, en 1517, el proceso de reconocimiento y conquista de la futura Nueva España, fue al año siguiente, es decir, en 1518, cuando Juan de Grijalva organizó una expedición con fondos privados y con el apoyo del gobernador de Cuba. Le acompañaban, entre otros, el futuro cronista Bernal Díaz del Castillo y varios capitanes que luego se harían famosos en la conquista de Yucatán: Francisco de Montejo, Alonso Dávila y Pedro de Alvarado.
El 5 de mayo de 1518, Grijalva desembarcó en Cozumel, bautizando a la isla como Santa Cruz, y dándole el nombre de San Gervasio al primer caserío que vio. Le llamó la atención el trazo de sus calles empedradas, las casas de cal y canto, los techos de huano y, sobre todo, la torre piramidal de piedra blanca donde un anciano sacerdote cantaba y quemaba incienso en medio del batir de los tambores. Atestiguó lo fértil de su suelo, la rica producción de cera y miel, y la abundancia de liebres, conejos y ciervos.
Juan Díaz Núñez, capellán de la expedición, ofició la primera misa en la historia de lo que siglos más tarde sería México, y en Cozumel se fundaría, asimismo, la primera diócesis mexicana, la Carolense, cuando ni siquiera se sabían sus límites ni se conocía su extensión.
Después de navegar frente a los principales puertos de la costa oriental, los españoles desembarcaron en Zamá, hoy Tulum, a la que compararon con Sevilla por el tamaño y altura de sus edificios. El 13 de mayo, día de la Ascensión, Grijalva llegó a la bahía que desde entonces lleva ese nombre, retornando hacia el norte para continuar su recorrido frente a Isla Mujeres y Cabo Catoche, para luego rodear la península y dirigirse a la Laguna de Términos y las costas de Veracruz.