En las ediciones más recientes de los Juegos Olímpicos, las mujeres atletas han alcanzado algunas de las hazañas más memorables en la historia de México dentro de estas competencias globales. Su participación en las justas olímpicas, que comenzó de manera significativa desde los Juegos Olímpicos de 1968, ha sido crucial para incrementar el medallero nacional, que actualmente suma 73 preseas.
Aunque el Comité Olímpico Mexicano (COM) comenzó a contabilizar su participación en el medallero oficial desde los Juegos Olímpicos de Los Ángeles en 1932, la historia de las mujeres mexicanas medallistas olímpicas tardó más de 30 años en desarrollarse. Fue en el año icónico de 1968, cuando el fuego olímpico llegó a la Ciudad de México, que las mujeres mexicanas finalmente comenzaron a dejar su huella en estos juegos.
A diferencia del dato sobre el primer medallista olímpico mexicano en la historia, que aún genera debate, sí existe certeza sobre quién fue la primera mujer mexicana en ganar una medalla en los Juegos Olímpicos. María del Pilar Roldán se destacó en la disciplina de esgrima, específicamente en la categoría de florete individual, y obtuvo una medalla de plata.
Las primeras mujeres mexicanas en ganar una medalla
Nacida en la Ciudad de México en 1939, María del Pilar Roldán logró subirse al podio olímpico, marcando un hito histórico y abriendo la puerta a las mujeres, quienes habían sido excluidas de las medallas olímpicas en los juegos anteriores. De hecho, tras su logro, otra mujer también logró integrarse al medallero.
Durante esos mismos Juegos Olímpicos de México 1968, Maritere Ramírez se convirtió en la segunda mujer mexicana en subirse al podio olímpico. Ella obtuvo esta distinción en la competencia de 800 metros de natación. A diferencia de Roldán, la medalla que Ramírez obtuvo en el deporte acuático fue de bronce, correspondiente al tercer lugar.
En esa ocasión, Ramírez se disputó la medalla de bronce con la nadadora australiana Karen Moras. De hecho, en la recta final de los últimos 50 metros, Maritere iba en la cuarta posición. Sin embargo, en un esfuerzo extraordinario durante el tramo final, logró remontar y ganar la presea de bronce por un margen muy estrecho.
La primera medalla de oro obtenida por una mujer mexicana en los Juegos Olímpicos tuvo que esperar 32 años más, hasta la justa organizada en Sydney en el año 2000. En esa oportunidad, Soraya Jiménez se alzó con el primer lugar del podio después de destacar en la disciplina de halterofilia. Ninguna otra atleta mexicana en esta disciplina ha logrado igualar su logro, y la medallista de oro falleció a los 35 años, dejando su récord intacto.
Esta historia resalta la importancia y el impacto de las mujeres en el ámbito olímpico para México, mostrando no solo sus habilidades y perseverancia, sino también su capacidad para romper barreras y establecer nuevos hitos en la historia deportiva del país.