En medio de la tendencia global hacia jornadas laborales más cortas, México se encuentra en una situación única, manteniendo una jornada laboral de 48 horas por semana, en comparación con la corriente mundial de 32 horas.
México y sus largas horas de trabajo
Este contraste resalta la resistencia del Congreso mexicano para aprobar una reforma que reduzca la jornada a 40 horas, dejando al país con la mayor carga de trabajo anual, según la World Population Review.
El artículo explora las razones detrás de esta prolongada jornada laboral, vinculándolos con décadas de salarios bajos que hicieron que la mano de obra fuera atractiva para las empresas. La apertura comercial en los años noventa llevó a una normalización de jornadas extensas, especialmente en sectores como la manufactura.
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La cultura arraigada de que el último en irse es el más trabajador también contribuye a este fenómeno, incluso si eso implica horas poco productivas.
El texto destaca la contradicción en un mundo donde otros países, incluso Colombia, están adoptando medidas para reducir las jornadas laborales.
Se señala que esta resistencia a cambiar las normas laborales tiene un impacto negativo en la salud personal, la seguridad y el aumento del estrés, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
La llegada de la Administración de Andrés Manuel López Obrador ha traído pequeños cambios, como el compromiso de aumentar el salario mínimo. Sin embargo, el artículo sugiere que se necesitan más reformas para romper el ciclo vicioso del trabajo mal remunerado y las largas horas laborales.
Finalmente, se aborda el aspecto de género en esta situación, destacando cómo las jornadas largas afectan a las mujeres, limitando sus oportunidades de empleo, especialmente en sectores como la maquila.
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Se menciona la iniciativa para reducir la jornada laboral que ha enfrentado resistencia en el Congreso, y cómo este retraso legislativo perjudica particularmente a las mujeres al no reconocer los beneficios de una jornada laboral más corta.