Después de la relativa quietud que emergió luego del fin de la carrera espacial, más de una decena de países ha puesto en marcha iniciativas cuyo objetivo principal es alcanzar la superficie lunar, entre ellos Japón.
Muchas compañías ya no se conforman con ser meros contratistas de agencias espaciales gubernamentales.
Por el contrario, quieren tener un rol protagónico en esta nueva era de exploración espacial.
Una de ella es Ispace, una compañía japonesa que pretende convertirse en una piedra angular de la “economía lunar”. ¿Cómo pretende hacerlo? Desarrollando infraestructura espacial.
Hay a quienes se les ha ocurrido poner centros de datos en la Luna o incluso quienes hablan de construir ciudades sobre ella. Lo cierto es que muchas de estas ideas, si bien tienen ciertas posibilidades de hacerse realidad, se encuentran muy bien desarrolladas sobre el papel, pero todavía no han empezado a materializarse.
Ispace pretende convertirse en la primera compañía privada del mundo en alunizar. Y no se trata de un objetivo que deba tomarse a la ligera. Recordemos que solo Estados Unidos, Rusia y China han sido capaces de poner sondas robóticas en la superficie lunar.
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Más allá del logro histórico que esto puede significar, se trata del primer paso tangible de la empresa privada para alcanzar sus planes más grandes.
Para conseguirlo, precisamente, el 11 de diciembre de 2022 se lanzó desde Cabo Cañaveral, en Florida, la sonda Hakuto-R a bordo de un cohete Falcon 9 de SpaceX.
El destino de esta nave privada, que en su interior llevaba dos rovers (uno de los Emiratos Árabes Unidos y otro de la Agencia de Exploración Aeroespacial japonesa) era el cráter Atlas, situado en el borde exterior del Mare Frigoris de la Luna.
Después de meses de espera, este martes a las 18:40 (hora peninsular española) debería haberse producido el ansiado alunizaje privado. Y decimos debería porque la misión no ha estado exenta de problemas. El centro de control de misión ha perdido contacto con Hakuto-R en el tramo final de la maniobra de descenso, un escenario que no estaba contemplado dentro del cronograma normal de eventos.