El proyecto conocido como Malecón Tajamar, en la ciudad de Cancún, ha estado en el centro de la controversia durante más de tres décadas. A pesar de contar con las autorizaciones ambientales necesarias para construir infraestructura en un área de 60 hectáreas, en su mayoría conformada por manglares, el proyecto permanece detenido. La principal razón de esta paralización es la decisión del Tercer Tribunal del Poder Judicial de Quintana Roo, que revocó de forma definitiva los permisos otorgados, haciendo imposible su reactivación. En este contexto, los inversionistas, que han destinado una cifra cercana a los mil 977 millones de pesos, exigen que se les devuelvan sus recursos.
Situado frente a la emblemática laguna Nichupté, el proyecto ha enfrentado una fuerte oposición por parte de activistas y organizaciones ecologistas, quienes lo señalan como responsable de daños significativos al ecosistema de manglares, un tipo de vegetación catalogada como amenazada según la NOM-059-SEMARNAT-2010. Estos grupos han llevado el caso hasta la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y actualmente se está a la espera de una decisión definitiva por parte de la Suprema Corte de Justicia.
El ensayo titulado **“Impactos ambientales generados por el caso Malecón, Cancún (Proyecto Tajamar)”**, escrito por Mayra Manuel Aragón, pone de relieve cómo megaproyectos turísticos como Tajamar han sido aprobados a pesar de violar diversas leyes de protección ambiental. En su texto, Aragón subraya los efectos negativos que estos proyectos tienen sobre la biodiversidad y critica el impacto que generan en la sociedad, que se manifiesta en contra de este tipo de desarrollos.
Hoy en día, el proyecto se encuentra en un estado de abandono, con algunas construcciones a medio terminar que han sido blanco de actos vandálicos. Sin embargo, algunas de las infraestructuras ya existentes, como las vialidades y banquetas, se utilizan para diversos eventos recreativos, deportivos y culturales, como conciertos.
El Malecón Tajamar fue originalmente ideado en el año 2000 por el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), dentro de un Plan Maestro que pretendía establecer una conexión directa entre la zona urbana de Cancún y su área hotelera. Aunque las obras comenzaron en 2006, prometiendo la creación de más de 15 mil empleos, la tala ilegal de manglares ha dejado una cicatriz ecológica que aún no ha sido reparada. Fonatur, por su parte, invirtió más de 520 millones de pesos en el desarrollo del proyecto, pero la inconformidad de diversos sectores y la sentencia del Tercer Tribunal Colegiado en 2019 han dejado todo en pausa.
Recientemente, los dueños de los terrenos involucrados en el proyecto han solicitado la intervención del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para tratar de desbloquear el avance del mismo. Mientras tanto, los inversionistas siguen sin una respuesta clara sobre el destino de su inversión y la incertidumbre sobre el futuro de Malecón Tajamar continúa siendo una constante.