México, un país que ostenta el liderazgo mundial en el consumo de agua embotellada, enfrenta una paradoja preocupante: sus ciudadanos pagan más por agua en botella que por el suministro público de agua potable.
México paga más por agua potable
Esta disparidad económica se debe en gran parte a la falta de regulación y la calidad deficiente del servicio de agua potable en el país.
Según un informe reciente del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), a pesar de que el 93% de los hogares mexicanos tiene acceso a agua entubada, más del 33% de las viviendas no disfruta de un suministro diario ni de calidad.
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Esta situación obliga a los ciudadanos a gastar considerablemente más dinero en comprar agua embotellada, camiones cisterna y sistemas de purificación, entre otros recursos.
El costo anual promedio del servicio de agua potable en los hogares mexicanos asciende a 1,643 pesos. Sin embargo, esta inversión no garantiza un suministro seguro y constante. La falta de una estructura regulatoria efectiva que supervise la gestión del agua en el país ha llevado a que los ciudadanos terminen pagando más por un recurso que debería ser asequible y de alta calidad.
El acceso al agua es un derecho humano fundamental, protegido por la Constitución mexicana. A pesar de esto, el ineficiente servicio de agua potable está impactando negativamente en la economía de la población, especialmente en momentos de crisis hídrica y sequía, que actualmente afectan a México de manera significativa.
La falta de regulación en los esquemas tarifarios del agua potable es un problema crucial que el IMCO destaca en su informe. Tarifas excesivamente altas afectan desproporcionadamente a los sectores más vulnerables de la población, mientras que tarifas demasiado bajas pueden perjudicar la calidad del servicio y la infraestructura, lo que también afecta a los ciudadanos más desfavorecidos.
La situación se agrava debido a que, aunque la Federación subsidia los impuestos del agua a los Estados, municipios y organismos operadores, la calidad deficiente del suministro en ciertas regiones del país lleva a que los mexicanos opten por comprar agua embotellada. Esto, a su vez, beneficia a unas pocas empresas extranjeras que concentran más del 80% del mercado de agua embotellada en México, lo que agrava el problema de los residuos de plástico.
Ante este panorama, el IMCO insta a la creación de un nuevo sistema tarifario que permita generar ingresos suficientes para mantener y mejorar la infraestructura hídrica y los servicios de suministro. Además, es crucial fortalecer la planificación estatal del agua y mejorar la capacidad de las municipalidades para garantizar que el pago de las tarifas se traduzca en un servicio ininterrumpido y de calidad para todos los ciudadanos.
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La gestión adecuada del agua es esencial para el bienestar de la población y el desarrollo sostenible de México. Resolver esta disparidad entre el costo del agua embotellada y el agua potable es un paso importante hacia un acceso equitativo y asequible a este recurso vital.