En lo alto de los Andes peruanos, se encuentra La Rinconada, un asentamiento donde la riqueza en oro contrasta fuertemente con la pobreza de sus habitantes.
Apodado “El Paraíso del Diablo”, este lugar es reconocido como el asentamiento humano más alto del mundo, situado a una altitud de aproximadamente 5,100 metros sobre el nivel del mar en la provincia de Puno, Perú.
“El Paraíso del Diablo” rodeado de oro
La Rinconada nació de la fiebre del oro, atrayendo a miles de personas con el sueño de hallar fortuna en sus montañas. Hoy en día, se calcula que entre 30,000 y 50,000 personas viven en sus empinadas laderas, aunque la cifra exacta es incierta debido a la naturaleza transitoria de muchos de sus residentes.
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La diversidad cultural de la región se refleja en la variedad de idiomas que se hablan, como el español, aimara y quechua.
La economía local depende casi exclusivamente de la minería informal, una actividad que se realiza en condiciones extremadamente duras. Los mineros, que constituyen la mayoría de la población, enfrentan temperaturas bajo cero y una atmósfera con poco oxígeno.
Sin embargo, la promesa de encontrar oro sigue siendo un incentivo poderoso que los empuja a soportar estas adversidades. Muchos de ellos trabajan bajo el sistema de “cachorreo”, en el que reciben una porción del mineral extraído en lugar de un salario fijo, lo que hace que sus ingresos sean inciertos.
Difíciles condiciones de vida
Las condiciones de vida en La Rinconada son sumamente difíciles. La falta de infraestructura básica, como el acceso a agua potable y servicios sanitarios, complica aún más la existencia diaria de sus habitantes. Además, el costo de vida es elevado, ya que los suministros esenciales deben ser transportados desde zonas más bajas, lo que incrementa significativamente los precios.
La salud de los residentes también se ve afectada por la altitud extrema. A más de 5,000 metros sobre el nivel del mar, la escasez de oxígeno contribuye al desarrollo de mal de montaña crónico, una condición que, según estimaciones, afecta a una de cada cuatro personas en esta ciudad.
Asimismo, la contaminación generada por el uso de mercurio en la extracción de oro constituye un grave problema ambiental y de salud para la comunidad.
A pesar de todos estos desafíos, La Rinconada o “El Paraíso del Diablo” continúa atrayendo a nuevos pobladores, quienes, movidos por la esperanza de encontrar oro, se suman a esta singular comunidad.
Cabe destacar que este asentamiento es un testimonio de la capacidad humana para adaptarse a condiciones extremas, aunque las difíciles circunstancias de vida, la violencia y los problemas de salud continúan siendo obstáculos importantes para quienes residen en este lugar, conocido tanto por su riqueza mineral como por su pobreza extrema.
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