Un estudio de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela que el calor nocturno representan un mayor riesgo para la salud que las temperaturas diurnas. Según los expertos, el cuerpo humano tiene dificultades para recuperarse del calor constante durante la noche, lo que puede conducir a un aumento de ataques cardíacos y muertes.
Peligro con el calor nocturno
La OMM, la división científica de las Naciones Unidas, advierte que las temperaturas globales podrían alcanzar niveles sin precedentes en los próximos cinco años debido a los gases de efecto invernadero y el fenómeno de El Niño, que retienen el calor en la atmósfera.
Las olas de calor se consideran una de las amenazas climáticas más mortales. El verano pasado, se estima que estas olas causaron 60,000 muertes adicionales solo en Europa, y se cree que esta cifra es conservadora. Incluso en regiones con sistemas avanzados de alerta temprana, como Europa, las consecuencias son alarmantes, lo que plantea preocupaciones sobre la situación en otras partes del mundo.
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La OMM también revela que existe un 66% de probabilidad de que, entre 2023 y 2027, la temperatura media anual a nivel mundial supere en más de 1,5 °C los niveles preindustriales durante al menos un año. Además, hay un 98% de probabilidad de que al menos uno de los próximos cinco años y el brillo en su conjunto sean los más cálidos registrados en la historia.
El Secretario General de la OMM, profesor Petteri Taalas, advierte que aunque estos datos no significan un aumento permanente de 1.5 °C, como se establece en el Acuerdo de París, sí indican que se superará ese umbral de manera transitoria y cada vez con mayor frecuencia. Esto subraya la urgencia de tomar medidas para abordar el cambio climático.
En la península de Yucatán, en México, también se están experimentando condiciones de calor extremo. Según los expertos de Meteored, la región ha enfrentado un período de calor sin precedentes en más de 20 años, con registros de temperatura que podrían alcanzar o superar los registros anteriores. Se pronostica que las temperaturas máximas oscilen entre los 40 y 45 °C, con sensaciones térmicas que podrían superar los 50 °C.
Estos demostraron la importancia de tomar medidas para reducir los efectos del cambio climático y proteger la salud pública. Es fundamental implementar estrategias de adaptación y concienciar sobre los riesgos del calor extremo, especialmente durante las horas nocturnas, cuando el cuerpo humano enfrenta mayores desafíos para regular su temperatura interna.