Día del Amor y la Amistad; poemas especiales para este día

Aquí te compartimos algunos poemas que puedes dedicar para este Día del Amor y la Amistad

Día del Amor y la Amistad; poemas especiales para este día

Día del Amor y la Amistad; poemas especiales para este día

El 14 de febrero es uno de los días para festejar a tu pareja, familia o amigos.

Esta es una fecha de las más esperadas por los enamorados, ya que se regalan diversos artículos como chocolates, peluches entre muchos otros.

A pesar de esto, varios no quieren regalar estos artículos sino dedicarlas una frase o mensaje a su enamorada o enamorado e incluso amigos. 

Por ello, aquí te compartimos algunos poemas que puedes dedicar para este Día del Amor y la Amistad.

 

Cuando no estás conmigo, amor, yo nada tengo.

Ni veo con mis ojos, cual si estuviera ciego;

ni escuchan mis oídos, envuelto en el silencio;

ni mis manos, tan frías; ni mi voz, ni mi cuerpo…,

¡Nada de mí lo siento!

 

Cuando no estás conmigo, amor, el alma muere,

huye de mí, se escapa, naufraga en un océano

tan profundo y lejano, tan sombrío y violento,

¡como en el mismo infierno!

 

Cuando no estás conmigo, amor, todo lo pierdo:

la luz en la mañana, el brillo de una estrella,

la nube que ahora es lluvia, la flor que abre sus pétalos

y, en especial, ¡tus besos!

 

Cuando no estás conmigo, amor, sólo el deseo

corroe mis entrañas. Y mientras te recuerdo,

mientras busco salir de tan horrible sueño,

sólo grito: ¡Te quiero!

 

¡Cuán bella eres, amor!

Tus ojos son estrellas detenidas

que titilan alegres en tu rostro,

y al mirarme, son luz que me ilumina,

¡sol que brilla en la noche!

 

Tus mejillas, tan cálidas; tus senos,

voluptuosos y suaves, y tus manos

que, atadas a las mías, tan serenas,

¡calman las tempestades!

 

Tus labios, cuando me hablan, parecieran

la voz del mismo Dios en la mañana                                                     

y, al cerrarse dulcemente en un beso,

¡dicen cómo es el alma!

 

Tu corazón que late junto al mío,

tu calor que a mi piel fuerte se abraza…

Somos un solo ser, pasión divina,

¡que al infierno nos lanza!

¡Cuán bella eres, amor!

 

Hoy florecen los campos; hoy el sol

baña los prados verdes con su luz;

hoy los pájaros trinan y en sus vuelos

rompen el cielo azul.

 

Hoy las nubes se alejan a otro sitio;

hoy las sombras se esconden con pudor;

hoy pareciera que la noche oscura

hubiese dicho adiós.

 

Hoy canto a la belleza de los árboles;

hoy siento que en lo alto llama Dios;

hoy veo que la vida es más hermosa,

sin muerte ni dolor.

 

Hoy alcanzo a tocar la eternidad;

hoy extiendo la mano al infinito;

hoy comprendo que al fin el universo

desea ser mi amigo.

 

Hoy cruzo los senderos sin temor;

hoy la paz me rodea por doquier,

y hoy tu recuerdo siempre me persigue,

aferrado a mi piel.                                            

 

Vuelvo hacia ti, calmado, silencioso,

con las alas cansadas de volar;

arrastro mis pies sucios, sudorosos,

de tanto caminar.

 

Recíbeme con tus brazos abiertos,

hazme sentir de nuevo tu calor

y no dejes que vuelva yo a dejarte

si aún sientes amor.

 

¿Dónde está mi equipaje? Es tu recuerdo.

Siempre lo llevo aquí, en mi corazón;

siempre viaja conmigo adonde vaya;

nunca me dice adiós.

 

Mira cómo la luna nos sonríe;

fue la misma que antes nos unió.

Tú y yo la miramos desde lejos,

tan distantes los dos.

 

La noche, la tibia noche esplendorosa,

con estrellas que brillan por doquier,

habrá de ser, por fin, esta vez nuestra,

como otrora lo fue.

 

Ven con tu cuerpo toda, presurosa;

déjame recorrer tu suave piel,

y haz que mi antigua soledad se aleje,

para nunca volver.

 

Déjame ser la lluvia que te moja,

déjame ser la luz que te ilumina,

déjame ser el faro que te guía,

déjame ser un náufrago en tus olas.

 

Déjame ser la sangre de tus venas,

déjame ser sendero en tus montañas,

déjame ser tu voz en la mañana,

déjame ser tu sueño cuando duermes.

 

Déjame ser el suelo que tú pisas,

déjame ser la silla en que reposas,

déjame ser el viento que te sopla,

déjame ser el aire que respiras.

 

Déjame ser, amor, lo que tú eres,

pues sin ti nada soy, ni nada existe.

Es del fondo de ti donde he nacido

y hacia ti he de volver eternamente.

Salir de la versión móvil