La explotación de los espacios naturales al ritmo actual ocasiona una pérdida progresiva de biodiversidad y la degradación de los ecosistemas.
Como consecuencia de la pérdida de ecosistemas, como bosques, humedales, glaciares y océanos, es que pueden verse eventos climáticos cada vez más extremos, como sequías, inundaciones y los grandes incendios forestales que en los últimos años se vuelven noticia en Argentina y en todo el mundo.
Y si bien los efectos del cambio climático se consideran uno de los factores desencadenantes que impulsan la pérdida de la biodiversidad en el mundo, existen otros: pérdida de hábitats, la sobreexplotación, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
Cada 22 de mayo, desde el año 2000, se conmemora el Día Internacional de la Diversidad Biológica. La fecha fue establecida por la Asamblea General de las Naciones Unidas con el objeto de informar y concienciar a la población sobre la amplia variedad de seres vivos sobre la Tierra, sus patrones naturales e importancia.
Cinco estrategias para frenar la pérdida de biodiversidad
En su rol como organización acreditada desde hace más de una década ante la Comisión Nacional Asesora para la Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica (Conadibio), la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) propuso una serie de metas para incluir en la Estrategia Nacional de Biodiversidad, en línea con los compromisos internacionales asumidos.
“Estas metas son fundamentales para alcanzar una convivencia en armonía con la naturaleza y así detener la pérdida de biodiversidad a nivel mundial, con el objetivo de poder encauzar la naturaleza hacia su recuperación en beneficio del planeta y las personas”, reflexionó en diálogo con Infobae la responsable del área de Biodiversidad de la FARN, Ana Parellada. Las cinco estrategias son:
- Acceso a espacios verdes urbanos.
- Reducir en un 80% las extinciones de especias por actividades humanas para 2030.
- Detener la destrucción de ecosistemas y promover acciones de mitigación y adaptación
- Prever medidas de consumo responsable y sostenible de la sociedad.
- Establecer mecanismos concretos para que las empresas realicen de manera periódica una evaluación sobre su dependencia de los bienes naturales.
1- Acceso a espacios verdes urbanos
“Durante las últimas décadas, el fenómeno de urbanización en aumento ha intensificado los procesos de destrucción de hábitats naturales, provocando cambios en el uso del suelo, la expansión de desarrollos urbanos y la construcción de infraestructura -analizó Parellada-. Nuestro país se destaca por ser uno de los más urbanizados a nivel mundial. Con más de 45 millones de habitantes, la proporción de argentinos que residen en áreas urbanas asciende al 92%, cifra muy superior al promedio global del 54% y también por encima del promedio latinoamericano del 83%”.
Según la experta, “los espacios verdes urbanos proporcionan diversos beneficios ecosistémicos a la sociedad y el ambiente, de carácter físico y social”. “Por lo tanto, es necesario incluir disposiciones en materia de biodiversidad en ciudades, con metas que establezcan porcentajes de corto, mediano y largo plazo sobre cantidad, calidad, extensión, conectividad y niveles de acceso a espacios verdes urbanos. Esto requerirá la previsión de procesos de planificación urbana inclusivos y participativos”, enfatizó.
2- Reducir en un 80% las extinciones de especies por actividades humanas para 2030
Desde FARN consideran que la pérdida de especies constituye un proceso irreversible, por lo que es imperativo frenar la acelerada disminución de la biodiversidad y revertir esta tendencia, fijando en la Estrategia Nacional metas ambiciosas para 2030 que garanticen la recuperación de las especies.
Para ello, en la mirada de Parellada, “se requiere identificar las especies amenazadas mediante evaluaciones y listas rojas actualizadas, como también desarrollar planes de manejo, recuperación y conservación participativos con financiamiento adecuado”.
En ese sentido, de acuerdo a la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las especies amenazadas son más de 44.000, lo que representa que el 28% del total de las especies evaluadas hasta ahora se encuentran amenazadas de extinción.
3- Detener la destrucción de ecosistemas y promover acciones de mitigación y adaptación
Son numerosos los estudios e informes que indican la importancia que representan ecosistemas como los bosques nativos, humedales, pastizales y océanos, entre otros, para la acción climática.
Sin embargo, los expertos observan que su degradación y destrucción no solo tienen efectos perjudiciales para las especies que de estos dependen, sino también en lo que respecta a la problemática climática. En este sentido, “se debe priorizar la protección de los ecosistemas ricos en carbono (bosques nativos, humedales y océanos), especialmente se requiere establecer tanto una meta nacional de deforestación cero como aumentar el financiamiento en la conservación de bosques nativos”, analizó Parellada, para quien “también se sugiere la urgente sanción e implementación de una ley de presupuesto mínimos de protección de humedales”.
4- Prever medidas de consumo responsable y sostenible de la sociedad
Para Parellada, “se deben adoptar formas de producción y consumo más sostenibles, que respeten los límites planetarios, fomentar medidas de consumo responsable y sostenible de la sociedad, como puede ser a través del establecimiento de políticas, legislación e incentivos fiscales que promuevan alternativas y productos amigables con la biodiversidad y el ambiente; un ejemplo de ello es la agroecología”.
Asimismo, resulta imprescindible para la experta “que se eliminen subsidios perjudiciales y establecer incentivos que beneficien a la biodiversidad, como por ejemplo, los recursos estatales que se destinan a la Ley 25.080 de Inversiones para Bosques Cultivados, los que deberían redirigirse al Fondo Nacional de Bosques Nativos, sobre todo considerando que la Ley de Bosques Nativos sufre de una sistemática falta de financiamiento desde su sanción”.
5- Establecer mecanismos concretos para que las empresas realicen una evaluación sobre su dependencia de los bienes naturales
Es importante “identificar los impactos y riesgos que generan las empresas de energía, minería, agrícolas y pesqueras, entre otras, en la biodiversidad a partir de su uso y el funcionamiento del sector per se”.
“Por otro lado, y en línea con el Acuerdo de Escazú, asegurar el acceso público a esta información -sostuvo Parellada-. Esto debería ser acompañado de objetivos de mejoras en la regulación de empresas e instituciones financieras para prevenir actividades perjudiciales sobre la biodiversidad y el pleno goce de los derechos humanos”.
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“Es urgente salvar al yaguareté del Gran Chaco”
En el marco del Día Internacional de la Biodiversidad, y en línea con las acciones que se necesitan para encauzar la recuperación de la naturaleza, desde Greenpeace junto al Proyecto Yaguareté (CeIBA-Conicet) y universidades públicas alertaron que “quedan solo 20 ejemplares de este felino en la región del Gran Chaco Argentino y solo el 3% del área total de la región en la provincia argentina se encuentra en condiciones acordes para la vida del animal”.
“Desde Greenpeace denunciamos la situación crítica en la que se encuentra la especie yaguareté a pesar de haber sido declarada Monumento Natural Nacional (Ley N.º 25.463 / 2001)”, sostuvo Hernán Giardini, coordinador de la Campaña de Bosques de Greenpeace, quien enfatizó que “los científicos especialistas en yaguareté destacan la necesidad de frenar la deforestación para que la especie pueda sobrevivir en la región chaqueña”.
En ese sentido, la Sociedad Argentina para el Estudio de los Mamíferos (Sarem) categorizó a la especie como “en peligro crítico (CR)”, debido a que sospechan “una reducción del 80% de su población en los últimos 20 años, y a que las principales amenazas a la especie se han mantenido o incrementado”.
“Si queremos salvar esta especie emblemática y lo que significa para la biodiversidad, debemos proteger los bosques y terminar con la deforestación -alertaron-. Estamos al límite de perderlo y toda acción que se haga para evitar su desaparición es importante, pero todos sabemos que sin monte, no será posible”.
Para poder sobrevivir, cada animal precisa aproximadamente 40 mil hectáreas de bosque continuo y en buen estado de conservación. A pesar de los esfuerzos legales, la pérdida de su hábitat original en el país ha llevado a que en los 200 años se recluya en un alarmante 5% de su superficie original. A nivel global, los científicos estiman que los jaguares ocupan menos del 50% de su territorio ancestral.
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Con información de Infobae